La polémica historia del científico que hizo un importante hallazgo y acusa que fue su jefe quien se llevó el Nobel
Tras estudiar por años a la mosca de la fruta, Bruno Lemaitre dio con un descubrimiento. Sin embargo, no figura como uno de los autores principales del trabajo.
El investigador francés Bruno Lemaitre es conocido por los hallazgos que ha hecho en torno a la mosca de la fruta, un insecto que se ha dedicado a estudiar en el laboratorio la mayor parte de su carrera.
De hecho, fue él quien descubrió cómo unos genes llamados receptores tipo toll tienen un rol crucial en su sistema inmune.
A grandes rasgos, Lemaitre se dio cuenta de que, al removerlos, este último dejaba de ser capaz de identificar una infección.
Aquello se posicionó rápidamente como un importante descubrimiento en la comunidad científica, hasta el punto de que el hallazgo fue seleccionado como ganador del Premio Nobel de Medicina en 2011.
Sin embargo, Lemaitre no figura como uno de los autores principales, a pesar del trabajo que realizó.
De hecho, acusa que fue el jefe que tenía en ese entonces quien se llevó el crédito y que él no ha recibido todo el reconocimiento que merece.
Actualmente, el científico se dedica a estudiar las personalidades narcisistas y hasta publicó un libro sobre esta temática, titulado An Essay on Narcissism and Science (2016).
En español, se traduce como “Un ensayo sobre la ciencia y el narcisismo”.
Y aunque asegura que hoy está en paz con lo ocurrido, recientemente relató su historia y compartió su visión crítica sobre el mundo de la investigación científica en el podcast Outlook de BBC Sounds.
Qué dijo el científico que realizó el hallazgo
Lemaitre contó que desde que llegó a París para desarrollarse profesionalmente, descubrió que el ambiente en las universidades tenía “una gran cantidad de capas administrativas”.
“Descubrí que los profesores no necesariamente escogen a los mejores alumnos o que a menudo tenían a su esposa contratada en el laboratorio. Muchos casos de favoritismo”, afirmó.
En este sentido, agregó en el citado programa: “A lo mejor yo era muy sensible a eso, pero rápidamente sentí que la investigación académica no era la simple búsqueda del conocimiento o tratar de hacer lo mejor”.
Con el tiempo, pudo unirse a un equipo de especialistas que estudiaban la mosca de la fruta y consiguió un doctorado.
No obstante, posteriormente entró a un laboratorio dirigido por el profesor Jules Hoffman.
Según contó Lemaitre, “él estaba investigando el sistema inmune de las moscas, pero sin mirar el componente genético”.
“La genética era mi área de conocimiento y yo sabía que la genética había resultado muy poderosa para entender otras cuestiones. Así que me enamoré, me dije ‘aquí puedes descubrir algo, puedes encontrar un lugar para existir’”.
Eso sí, hizo hincapié en que “hay que entender que la ciencia siempre tiene un aspecto colectivo”.
“Nunca serás la primera persona en trabajar en algo, y siempre habrá individuos que te influyan. Pero siempre hay lugar para alguien que pueda compilar la información de una manera nueva. Para mí, era entender cómo las moscas de la fruta respondían a las infecciones usando la genética”, explicó.
Así, continuó con sus labores científicas hasta que finalmente dio con el hallazgo.
Y aunque precisó que los receptores toll habían sido descubiertos previamente en Tübingen (Alemania) y que “la caracterización molecular la hizo una importante mujer en el campo llamada Catherine Anderson”, él y su equipo mostraron “su rol en la respuesta inmune”.
Entusiasmado, le reportó lo que encontraron a Jules Hoffman, quien se encargó de redactar la investigación.
De acuerdo a lo que contó en el podcast, “al principio, yo escribí los resultados con la ayuda de mi colega, pero luego mi jefe, quien escribía mejor, jugó un rol más importante”.
“Agradecí que cuando uno tiene problemas con la escritura, alguien pueda inyectarle algo de estilo al descubrimiento, eso es importante”, añadió Lemaitre.
El trabajo finalmente fue publicado en la revista académica Cell y despertó la atención de la comunidad científica.
Pero más de una década después, cuando Lemaitre ya había salido del laboratorio de Hoffman para fundar el suyo, se anunció que este último había ganado el Nobel.
La situación lo desconcertó, ya que ni siquiera figuraba como uno de los autores principales.
“Hay que entender que estos premios tienen una faceta política. Al darle un Nobel a un trabajo sobre la mosca de la fruta, estaban validando el trabajo en el campo en el que me desempeñaba, así que sentí alivio cuando escuché sobre el premio (...) pero al mismo tiempo estaba frustrado, herido”.
Esto se debió a que “sentía que había contribuido más” que Hoffman.
“Él había ayudado a visibilizarlo y había contribuido con su conocimiento al desarrollo del laboratorio”, dijo Lemaitre, pero asegura que en el fondo fue él quien concretó el hallazgo.
Por su parte, Hoffman negó al citado programa que se haya apropiado de su trabajo, aunque sí reconoció que el descubrimiento fue realizado directamente por Lemaitre.
Asimismo, recordó que lo mencionó cuando fue a recibir el premio.
Hoy, el científico francés se desempeña como académico en una universidad suiza y cuenta con su libro sobre personalidades narcisistas.
“Cuando pasas por una experiencia así, necesitas explorar otras áreas de la ciencia, como la psicología, para entender mejor. Eso trae algo de paz. Y recibí parte de mi reconocimiento a pesar de mi frustración”, enfatizó en el podcast.
Puedes escuchar el programa completo haciendo click en este enlace.
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