Por qué esta es la travesía por el océano más “aterradora” del mundo

El paso de Drake, ubicado entre el extremo sur de Sudamérica y el punto más hacia el norte de la península Antártica, es conocido porque posee unos 1.000 kilómetros de ancho y hasta 6.000 metros de profundidad.

Sin embargo, también destaca por ser una zona en la que figuran fuertes vientos, bajas temperaturas y olas que incluso pueden llegar a los 15 metros de altura en ciertas ocasiones.

Es por esto que, según afirmaron especialistas en una crónica de CNN, muchos consideran que cruzarlo puede ser la travesía por el océano más “aterradora” del mundo.

Aquello se debe a la posibilidad de que se sientan fuertes movimientos en la embarcación o de que se enfrenten mareos.

Incluso, en los casos más extremos, algunos hablan del llamado “temblor del Drake”.

No obstante, para los amantes de las aventuras, ir hacia el paso y llegar al “continente blanco” es un viaje que hay que hacer.

Por supuesto, a través de programas que permiten hacerlo de manera segura y con todos los requerimientos necesarios para los pasajeros.

El capitán Stanislas Devorsine es uno de los tres encargados de dirigir el buque polar Le Commandant Charcot, perteneciente a la compañía de cruceros Ponant.

La primera vez que cruzó el Drake como capitán fue hace más de dos décadas, al mando de un rompehielos que llevaba científicos hacia la Antártida para que hicieran investigaciones.

Actualmente, hace el viaje de vuelta entre seis y ocho veces al año.

Para Devorsine, “la motivación y la emoción por descubrir esas latitudes son muy importantes para combatir el mareo”.

“Si fueras a la luna, esperarías que el viaje fuera incómodo, pero merecería la pena”, comentó al citado medio.

En este sentido, enfatizó que “solo tienes que pensar: ‘Esto es lo que necesito para ir de un mundo a otro’”.

Como es conocido, la intensidad de los mareos —o si estos aparecen o no— puede variar entre cada persona, por lo que es recomendable tener esa arista en consideración.

Pero más allá de lo anterior, un punto que también es sustancial es tener claridad sobre lo que implica pasar por el Drake, afirmaron los especialistas.

El tiempo en que los viajeros tardan en cruzarlo puede llegar hasta las 48 horas, según rescata el citado medio.

Las características del paso atraen tanto a científicos como a viajeros que sueñan con transitar por sus aguas.

El jefe de océanos abiertos del British Antarctic Survey, el oceanógrafo Alexander Brearley, aseguró a CNN que el paso de Drake “es el único lugar del mundo donde los vientos pueden dar la vuelta al globo sin tocar tierra”.

Se trata de un punto relevante, ya que de acuerdo al experto, “la tierra tiende a amortiguar las tormentas”.

Detalló que los vientos suelen soplar de oeste a este y que las latitudes de 40 a 60 son conocidas por sus vientos de fuerte intensidad.

Es por esto, detalló Brearley, que se les conoce como “rugientes cuarenta”, “furiosos cincuenta” y “chillones sesenta”.

Afirmó que, al no haber tierra que cumpla con amortiguar los vientos en la latitud de Drake, los vientos pueden ganar velocidad y finalmente chocar con las embarcaciones.

En palabras del oceanógrafo del British Antarctic Survey: “En medio del paso de Drake, los vientos pueden haber soplado miles de kilómetros hasta llegar a tu posición”.

“La energía cinética se convierte del viento en olas, y construye olas de tormenta”, agregó.

Brearley dijo que en ciertos casos pueden alcanzar hasta 15 metros.

Aún así, la altura media de las olas en el paso es de cuatro a cinco metros, lo que se traduce en el doble de lo que se puede encontrar en el Atlántico.

“El océano Antártico es muy tormentoso en general, pero en el Drake el agua está realmente comprimida entre la Antártida y el hemisferio sur”, afirmó el oceanógrafo.

Precisó que aquello “intensifica las tormentas cuando llegan”, en lo que describió como un “efecto embudo”.

A esto se le suma que el Drake forma parte de la corriente oceánica más voluminosa del planeta, con hasta 5.300 millones de pies cúbicos que fluyen por segundo, según los datos rescatados por CNN.

Para Brearley, el paso es “un lugar fascinante”.

El capitán del buque polar Le Commandant Charcot declaró al citado medio que transitar por la zona implica una serie de preocupaciones y elementos que los encargados de las embarcaciones no deben dejar de lado.

En palabras de Devorsine, “hay que tener un miedo sano”, ya que “es algo que te mantiene concentrado, alerta, sensible al barco y al tiempo”.

“Tienes que ser consciente de que puede ser peligroso, de que nunca es rutinario”, enfatizó.

Eso sí, hizo hincapié en que navegar en un crucero es muy distinto a hacerlo en un barco de investigación como el que dirigió por primera vez en el Drake hace más de 20 años.

Con ello hizo referencia a factores como que los niveles de comodidad son diferentes y a que las embarcaciones que llevan científicos suelen detenerse durante horas para obtener muestras.

Lo que sí deben tener en común todos los viajes por el cruce de Drake, es que los equipos a cargo cuenten con los resguardos correspondientes.

“Somos extremadamente precavidos: el océano es más fuerte que nosotros”, dijo Devorsine.

Y agregó: “No podemos ir con un tiempo terrible. Vamos con mar gruesa, pero siempre con un gran margen de seguridad. No nos la jugamos”.

En este sentido, profundizó: “Tenemos que elegir el mejor momento para cruzar el Drake”.

“Tenemos que adaptar nuestro rumbo. A veces no nos dirigimos en nuestra dirección final, sino que alteramos el rumbo para tener un mejor ángulo con las olas. Puede que reduzcamos la velocidad para dejar una trayectoria de baja presión por delante, o que aceleremos para pasar una antes de que llegue”.

Devorsine explicó al citado medio que hablan del “lago de Drake” cuando las condiciones son inusualmente tranquilas.

Por otro lado, se refieren al “temblor del Drake” cuando las condiciones son especialmente duras.

Según su propio recuento —viaja por el paso entre seis y ocho veces al año— , el primer fenómeno ocurre una de cada diez veces.

El segundo se da una o dos veces de cada diez.

Examinan cómo serán las condiciones desde antes de que los pasajeros lleguen al barco.

“Miramos hacia delante para tener la mejor opción para cruzar. Normalmente miro el tiempo 10 días o una semana antes, para hacerme una idea de cómo puede ser”.

“Luego miro la previsión una vez al día, y dos o tres días antes de la salida empiezo a mirarla dos veces al día. Si va a ser una travesía complicada, la miro cada seis horas. Si tienes que ajustar la hora de salida, la miras muy de cerca para ser muy preciso”, relató el capitán.

De la misma manera, dijo que “hay que mantener un barco cómodo” y “estar seguro de que los huéspedes disfrutarán de su estancia en la Antártida, y de que no nos daremos la vuelta porque tengamos un problema”.

Afirmó que durante los viajes permanece en contacto con el cuartel general, a través de antenas de satélite y señales de radio, dependiendo de lo que se requiera en el momento.

La directora gerente de la agencia de viajes Mundy Adventures, Edwina Lonsdale, comentó a CNN que aunque están acostumbrados a interactuar con clientes que buscan aventuras, pasar por el Drake es “un tema de conversación” cuando se solicita una reserva.

“Es algo que planteamos para asegurarnos de que la gente es plenamente consciente de lo que compra. (Ir a la Antártida) es una inversión enorme: hay que hablar de todos los aspectos y asegurarse de que nada es un no absoluto”.