Por qué me siento tan vacío cuando no estoy con una pantalla: esta hormona es la respuesta
Esta hormona, encargada de proporcionar placer y felicidad al cuerpo, se ha convertido en todo un desafío para la ciencia. Debido al sinfín de estímulos que existen hoy en día, las personas se sienten cada vez más insatisfechas, lo que ha modificado su funcionamiento.
La dopamina es una sustancia química producida en el cerebro que actúa como un neurotransmisor, asociada con sentimientos de placer y recompensa.
“Es como una moneda con dos caras”, explica Rosario Berrios, psicóloga del centro Nuevo Norte Adicciones, ya que esta “produce placer y relajación. Está asociada con el sentimiento de enamoramiento, entre otros. Todo lo que a los seres humanos nos encanta”, comenta.
Sin embargo, este mecanismo de recompensa también provoca que todo lo que genera un estado de satisfacción refuerce nuestro deseo de seguir consumiéndolo, lo que puede llevarnos a la adicción. Es decir, nos impulsa a una búsqueda continua del placer y, si no lo obtenemos, entramos en un estado de “dolor”.
Un cambio en el mundo con la dopamina
Esta hormona, casi milagrosa, hoy representa un problema y un desafío para la ciencia, principalmente debido al cambio de paradigma en cuanto a su funcionamiento. Hace 12.000 años, la dopamina cumplía funciones como motivar la caza para obtener alimento, el cultivo para la supervivencia, la mejora de las viviendas y la reproducción para asegurar la perpetuidad de los genes. En ese entonces, la dopamina impulsaba todas estas actividades. Sin embargo, esta dinámica cambió con la llegada del mundo digital.
Según explica Francisco Ceric, biólogo y doctor en Psicología UC, antes de la llegada de los medios digitales los ciclos de dopamina mantenían un equilibrio, ya que la actividad requería un esfuerzo y tenía un fin, no una satisfacción instantánea y continua como sucede ahora. “Antes había un esfuerzo para ir donde una persona, reunirme con esa persona y luego regresar, y por lo tanto había una desintoxicación”, afirma el doctor.
Además, Ceric agrega que “actualmente uno puede estar recibiendo recompensas de manera constante, porque se pueden buscar. Pero antes no era así, estos ayunos intermitentes de siete horas de dopamina se producían naturalmente”.
¿Qué pasa con las redes sociales?
Los expertos coinciden en que el diseño de las redes sociales fomenta la búsqueda de placer. Un ejemplo son los “likes”.
Según explica Ceric, las redes sociales propician que las personas mantengan “niveles bajos y altos de dopamina, lo que produce desregulación. Me pongo ansioso cuando no está y, cuando está, genera felicidad”.
Este efecto también se compara con el de los casinos de apuestas. Este espacio “es perfecto, la gente va, deja su dinero, sale feliz, vuelve y lo gasta, porque es lo que te da, aunque en el fondo no gano, pero podría ganar”. En ese sentido, explica que el scroll infinito es como estar bajando la palanca en el casino.
El efecto TikTok es otro de los factores que influyen en el problema de la dopamina. Según Ceric, “si no me gusta un contenido, lo puedo cambiar, pero la vida no es así”. El Doctor en psicología señala que cuando algo nos gusta, el algoritmo inmediatamente nos expone a contenidos similares, pero eso no se replica en la vida real. Por ejemplo, si nos gustan los chocolates y salimos a comprar, no nos vamos a topar con varias tiendas de chocolates seguidas.
¿Cómo identificar altos niveles de dopamina?
El “detox de dopamina”, propuesto por el psicólogo Cameron Sepah, tiene su origen en el nivel de exposición a estímulos del ser humano en la actualidad. Según Sepah, las “exposiciones nos hacen más tolerantes a los efectos de la dopamina, lo que lleva a una saturación del cerebro y reduce su productividad. Es similar a cuando una persona que toma medicamentos deja de sentir sus efectos porque se ha habituado a ellos”, reflexiona en un artículo publicado por El País.
Ese es el desafío que actualmente enfrentamos en relación al exceso de dopamina en las personas. Francisco Ceric explica que, ante la saturación de la producción de dopamina, “estos niveles que ahora son altos dejan de ser interesantes y necesitamos niveles mucho más altos”, declara.
Las alarmas
Uno de los síntomas que, según los expertos, se debe atender ante una eventual “fatiga” de dopamina es la sensación de vacío que se puede producir por la privación de, por ejemplo, las pantallas.
El desafío ante esta situación consiste en cómo reducir la dopamina. Ceric explica que “cuesta bajar de ese sistema a uno que no tiene recompensa, como es el aburrimiento”, detalla el docente de la UDD.
El ayuno de dopamina ante los estímulos actuales parece ser una buena herramienta para encontrar un equilibrio relacionado con la satisfacción o el placer.
Para la psicóloga Rosario Berrios, esta medida permite “calmar el sistema de recompensa. Este descanso para el cerebro puede volver a equilibrar su funcionamiento, por ejemplo, en la liberación de dopamina”.
Además, se recomienda hablar abiertamente sobre los planes para disminuir los niveles de dopamina, como alejarse de los videojuegos y redes sociales. También es importante “comentar el plan para reducir la ansiedad frente a la posible abstinencia y tener claro por cuánto tiempo se desea dejar la conducta”, añade Berrios.
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