Pronósticos indican una posible La Niña en 2024: ¿Cómo afectaría al planeta y a Chile?
Según distintos expertos, el fenómeno La Niña 2024 traería un panorama desalentador para el país, dado que limitaría el número de precipitaciones de la zona central y daría paso a un nuevo preocupante período de sequía.
El mundo todavía no se ha despedido de El Niño. Este fenómeno está cursando su etapa de maduración y se espera que las altas temperaturas en el Océano Pacífico Tropical —que nos han acompañado durante más de medio año— se mantengan al menos hasta abril de 2024.
Es en esa fecha cuando comenzará a remitir y pasar a “un estado neutro”, según estima la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés).
Sin embargo, echándole un vistazo a los registros históricos, es común que tras el final de El Niño, comience a formarse su polo opuesto, el fenómeno La Niña. Según los científicos, la probabilidad es de al menos un 44%.
Pero, ¿de qué trata La Niña y cómo afectaría al clima del planeta y del país?
Qué es el fenómeno La Niña y cómo afecta al planeta
A El Niño muchos ya lo conocen de memoria: se trata de un fenómeno que eleva las temperaturas del Pacífico ecuatorial y que, por ende, afecta al clima de todo el planeta, llevando más precipitaciones anormales a ciertas zonas —como Chile—, y provocando sequías en otras.
Pero La Niña es un evento completamente opuesto: sus visitas suelen ser mucho más largas (la última duró cerca de tres años) y disminuyen la temperatura de las aguas del océano, incidiendo en el clima de forma completamente opuesta a El Niño.
Y aunque ambos fenómenos pueden “mezclarse” con los efectos del cambio climático, Raúl Cordero, climatólogo e investigador de la Universidad de Santiago de Chile (USACH) explica a La Tercera que “La Niña y El Niño son fase de una oscilación natural en el clima”.
En palabras simples, “si la temperatura superficial del mar está más cálida de lo que debería, uno habla de El Niño. Cuando está más baja de lo que debería, se trata de La Niña”.
El Niño ya lleva cerca de seis meses en una intensidad continua. Hasta la fecha, la mayor consecuencia fue empujar la temperatura global al alza. De hecho, la NOAA aseguró que está posicionado en el ranking de los 5 fenómenos más fuertes de las últimas décadas, pues se registraron récords de calor en el mundo entero.
Pero, ¿qué pasará cuando remita, y llegue La Niña?
Qué consecuencias trae la llegada del fenómeno La Niña
Si El Niño sube las temperaturas, ¿La Niña tiene la capacidad de bajarlas? En términos técnicos, así debería ser, no obstante, el calentamiento global podría impedir que notemos ese efecto.
Sin embargo, como las alteraciones del clima de La Niña funcionan como una especie de espejo de las que provocó su contraparte, las consecuencias que podríamos esperar son que los países que experimentaron más precipitaciones e inundaciones, ahora podrían tener más sequías y viceversa (los territorios con más sequía tendrían mucha más lluvia).
En esta línea, el investigador e ingeniero físico de la USACH, Edgardo Sepúlveda, asegura a LT que tras una inédita primavera lluviosa en 2023 en Chile, si llegara La Niña en 2024, tendríamos una temporada de mayor sequía en la misma estación.
“Para nosotros en Chile, este fenómeno está asociado a períodos de sequía con muchas menos precipitaciones, al revés que con El Niño (...) De hecho, Las Niñas de la última década (2015 y 2020) fueron en parte responsables del período de mega sequía que estamos pasando en Chile”.
Es decir, una posible La Niña 2024 traería un panorama desalentador para el país: “Es probable que volvamos a tener un año de alta sequía que comience a finales del año”, prevé Sepúlveda.
Si bien es probable que experimentemos una temporada sin récords de altas temperaturas, el calentamiento global junto a La Niña “nos roban lluvias. Cuando se juntan los dos, significa un año muy seco para Chile”.
“Esto provocaría un aumento en el estrés hídrico, nos quedaríamos muy expuestos a cortes de agua en las ciudades de la zona central”, agrega el climatólogo Cordero.
Otra de las consecuencias sería una mayor cantidad de incendios forestales. Este fenómeno también está asociado al “viento puelche”, una ráfaga seca, cálida y fuerte que proviene de la Cordillera de los Andes y que sopla hacia los valles.
Esto, a ojos de Sepúlveda, “es combustible para la proliferación de incendios. Fue lo que vimos el último año (La Niña que comenzó en 2020 terminó a inicios de este 2023) y de lo que probablemente seremos testigos durante la próxima Niña”.
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