¿Qué provoca el mal aliento?
Una de las causas más comunes es la sequedad en la boca, afección que puede ser provocada por fármacos y varias patologías de salud.
Miedo, incomodidad o vergüenza. Esos son algunos de los estados que podríamos experimentar cada vez que aparece la halitosis, comúnmente conocido como mal aliento.
Se trata de un problema recurrente que consiste en un olor desagradable que se exhala por la boca y que, en algunas ocasiones, podría llegar a ser percibido por otras personas que están cerca. Aunque muchos han estado expuestos a sufrir esta afección por las mañanas y se puede solucionar con el cepillado de dientes, en otros casos podría ser manifestación de otra patología de salud más grave.
Estas son las causas del mal aliento
Una de las causas más habituales de la halitosis es la falta de higiene en la boca. Cada vez que no te realizas el cepillado los restos de comidas del día se van acumulando, lo que es idóneo para bacterias. Si se considera también que la boca naturalmente ofrece rincones donde esos microbios pueden ocultarse y florecer, se da el escenario perfecto para que aparezca el mal olor bucal e incluso infecciones.
También es posible que fármacos como la insulina, triamtereno y paraldehído, o nuestra dieta, sean los causantes del problema. El ajo, la cebolla, el brócoli, la alcachofa y el pepinillo son algunos de los ejemplos de alimentos que lo favorecen, puesto que después de haberlos digerido, generan vapores sulfonados que entran en el torrente sanguíneo, pasan por los pulmones y se liberan en el aliento.
Desde Mayo Clinic destacan que otro de los factores es sufrir de sequedad en la boca, dado que la saliva es la que permite limpiar toda esa zona y terminar con las partículas causantes de la halitosis. Si bien la sequedad aparece comúnmente cuando dormimos, provocando ese desagradable olor en la boca por las mañanas, hay casos en que eso sucede por problemas en las glándulas salivales.
Varias patologías orales son capaces de acentuar la halitosis, como lo son las caries, gingivitis, periodontitis, abscesos dentales y ulceraciones benignas o malignas. Pero no solo enfermedades en la boca, ya que patologías que afectan a otros lugares del cuerpo también podrían provocarla.
Dan Baumgardt, profesor de la Escuela de Fisiología, Farmacología y Neurociencia de la Universidad de Bristol en el Reino Unido, explicó en un artículo de The Conversation que una de esas enfermedades es la diabetes mellitus.
En esa afección el organismo no es capaz de producir la cantidad de insulina necesaria, por lo que las concentraciones de azúcar, o glucosa, se incrementan en la sangre.
Al no tener la insulina que necesita, el cuerpo lo que hace es descomponer grasas para poder tener energía. Eso se traduce en la acumulación de ácidos en la sangre, llamadas cetonas, que más tarde viajan hasta llegar al aliento y provocan un olor afrutado.
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