Sacrifican al líder de una manada de dingos que atacó a una turista
Las autoridades culpan a los turistas que ignoran las normas y los alimentan o se acercan para publicar imágenes en redes sociales.
Las autoridades sacrificaron al líder de una manada de dingos que atacó a una corredora en una popular isla turística australiana.
Sarah Peet, de 23 años, fue agredida por tres o cuatro caninos autóctonos australianos el lunes mientras trotaba por una playa en K’gari, en el estado de Queensland y que es la isla de arena más grande del mundo, antes conocida como Isla Fraser.
La víctima, residente en Brisbane, fue trasladada en helicóptero a un hospital en el continente en estado estable.
El departamento de salud se negó a facilitar información actualizada sobre su estado el jueves debido a la confidencialidad del paciente.
Los guardabosques capturaron y sacrificaron al líder de la manada el miércoles, indicó el Servicio de Parques y Vida Silvestre de Queensland.
“Sacrificar a un dingo de alto riesgo es siempre el último recurso y la dura decisión del Servicio de Parques y Vida Silvestre de Queensland estuvo respaldada por los propietarios tradicionales de la isla, el pueblo butchulla”, indicó el departamento en un comunicado.
Fue el segundo dingo en ser sacrificado en la isla en las últimas semanas por su comportamiento amenazador.
El problema de los turistas
Las autoridades culpan de la creciente audacia de los animales a los turistas que ignoran las normas y los alimentan o los animan a acercarse para publicar imágenes en las redes sociales.
A final de 2021, tras el final de las restricciones por la pandemia del coronavirus, los ejemplares más jóvenes, recelosos, evitaban a la gente.
Pero sus peligrosas interacciones con los humanos van en aumento debido a los estímulos de los turistas a medida que aumenta el número de visitantes.
Peet no animó deliberadamente a los dingos a acercarse a ella.
Se ha advertido a quienes visiten el parque nacional, declarado Patrimonio de la Humanidad, que no corran fuera de las zonas valladas por el riesgo de que los dingos los persigan.
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