Soy psicólogo criminalista y estos son los 3 rasgos más comunes entre los autores de atentados
El psicólogo del INSCRIM de la PDI, Mauricio Contreras, enumeró una serie de características que se tienden a presentar en los distintos casos de este tipo.
Son múltiples los motivos que pueden contribuir a que una persona efectúe un atentado masivo.
Pero a pesar de que los casos pueden ser diferentes unos de otros, hay una serie de rasgos generales que se tienden a presentar entre quienes realizan estas operaciones.
El psicólogo del Instituto de Criminología (INSCRIM) de la Policía de Investigaciones (PDI), Mauricio Contreras, afirma a La Tercera que “existen distintas naturalezas en los atentados violentos” de carácter masivo.
Por ejemplo, un episodio de este tipo podría estar relacionado con reivindicar una ideología o una intención política.
En ciertos casos, podría ser impulsado principalmente por una experiencia personal, que podría ser individual o compartida por un grupo de personas.
En tales situaciones, comenta el experto, podría darse que el autor del ataque busque “una suerte de venganza”.
“Y hay otros tipos de atentados que van probablemente en la línea psicopatológica”.
A modo de ejemplo, dice Contreras, podría darse que el sujeto se encuentre “en un estado delirante” o “en un estado en el que no está consciente de lo que está realizando”.
“Eso puede ser a raíz de un estado psicótico o por el efecto del consumo de ciertas sustancias, que alteran las funciones cognitivas”.
Los casos pueden variar entre sí, por lo que un atentado no necesariamente tiene que ser movilizado por una ideología o la reivindicación de una creencia.
En términos generales, tampoco se puede asumir que un acto de este tipo fue motivado por una experiencia personal específica o que esté vinculado estrictamente con algún factor relacionado al estado de salud mental del individuo.
Las causas pueden ser variadas y, en ciertos casos, distintos de estos puntos podrían confluir entre sí y con otros.
Sin embargo, desde el punto de vista psicológico, hay una serie de características que suelen presentarse entre los autores de atentados masivos de carácter violento.
El especialista del INSCRIM detalla que son: una búsqueda de sentido o de propósito por parte de estos individuos, radicalización (en su forma de pensar) y una justificación (que generalmente entregan desde una base moral).
1. Búsqueda de sentido o propósito
La búsqueda de sentido o propósito “tiene que ver con el móvil”, explica Contreras.
Podría relacionarse, por ejemplo, con un propósito fundamentalista o con la expresión de un síntoma psicopatológico, por mencionar solo algunas posibles aristas que podrían contribuir en este sentido.
Estos factores podrían presentarse de forma independiente o en conjunto.
En otras palabras, en concreto, el propósito o sentido es lo que impulsa a la persona a cometer o materializar el acto en cuestión.
Y, tal como se mencionaba, puede variar según cada caso.
2. Radicalización (en la forma de pensar)
Los autores de atentados masivos también tienden a presentar una radicalización en su forma de pensar, afirma el psicólogo del INSCRIM.
“Es decir, en términos racionales, suelen mostrar un pensamiento rígido, estructurado, del que no se les puede sacar”.
Contreras explica que, por ejemplo, esa radicalización podría estar vinculada a una creencia relacionada a lo divino, a una fantasía, o a una idea de conseguir venganza a raíz de algún asunto particular, por mencionar solo algunos posibles casos.
“De alguna forma, es lo que les permite actuar conforme con eso”.
Aquello no necesariamente tiene que estar relacionado con alguna ideología política o religiosa.
Más bien, tiene que ver específicamente con que la persona se posiciona en una línea de pensamiento de la que es altamente complejo “sacarlos de ahí”.
“Por ejemplo, si lo pensamos desde la psicopatología, podría ocurrir que el sujeto que hace el atentado vea a los otros como demonios. Puede darse así en el caso de que experimente un brote psicótico”.
En una situación hipotética distinta, también a modo de ejemplo, podría ocurrir que una persona con una creencia relacionada a lo divino vea a los no creyentes (en lo que ella cree) como “infieles”.
La persona en cuestión, en ambos casos, podría ver a los otros como “enemigos de los que tiene que deshacerse”, dice Contreras.
Aquello podría contribuir a que finalmente realice un atentado violento de carácter masivo.
3. Justificación (generalmente desde una base moral)
El tercer punto mencionado por el psicólogo del INSCRIM es la presencia de “una justificación que generalmente tiene una base moral”.
Con ello se refiere, por ejemplo, a justificaciones como: “Esto es por un bien mayor” o “porque no debemos permitir que nos sigan haciendo esto”.
También podrían darse situaciones en las que se justifique una acción a partir de una fantasía, que puede estar relacionada, por ejemplo, a lo que se vio en un caso previo o en alguna historia de ficción.
“O sea, hay una justificación del acto. Y esta tiende a ser del orden moral”, reitera Contreras.
Y profundiza: “No podemos suponer que una persona que atenta contra la vida de otros de manera pública tiene un mal manejo de la ira, es violenta per se, o es impulsiva”.
Los rasgos anteriores sí pueden presentarse, precisa el experto, pero aquello no es suficiente para deducir la raíz o el impulso detrás de la planificación o la materialización de un atentado masivo.
El psicólogo hace hincapié en que los tres puntos mencionados son algunos factores transversales que generalmente se pueden identificar en distintos perfiles.
No obstante, cabe recalcar que los casos pueden variar entre sí y reunir una serie de aristas más específicas.
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