Mujeres, pura fuerza
En distintos mundos y disciplinas, las mujeres se juegan a diario por sacar adelante sus proyectos. Aquí, algunas de ellas cuentan dónde han puesto su creatividad y empuje.
PAULA HAMDORF, JUGAR HASTA EL FINAL
Soy la fundadora de Braintoys, una empresa de juegos para niños. Junto a Jessica Morales, profesora, hace dos años desarrollamos un programa para lograr estimulación cognitiva para adultos mayores a través de nuestros juguetes. Llegamos con él a dos Centros Diurnos del Adulto Mayor (Centro Día), lugares donde los adultos mayores van a pasar el día, y lo implementamos en Renca y en La Granja.
Los adultos mayores hacían las actividades juntos en mesas gigantes. Ejercitaban su memoria. Veían una imagen con atención, daban vuelta la tarjeta y tenían que dibujar en el tablero lo que recordaban. Otras eran de lenguaje y matemáticas. De a poco junto a las terapeutas de las municipalidades íbamos viendo avance en los adultos.
Pero llegó la pandemia y en marzo el Centro Día tuvo que cerrar. Decidimos acomodar el programa para sus casas. Organizamos un kit con dos tableros, los imanix (imanes para construir), tarjetas y una bitácora. Guiados por un familiar, los adultos mayores podrían desarrollar las actividades en sus casas.
En mayo me monté en una liebre junto a personas de la municipalidad y nos fuimos a entregar el set. A las terapeutas les llamó la atención, se veían más deteriorados. Habían envejecido. Los pocos meses que pasaron, parecían haber sido un año.
La dinámica era parecida en cada casa. Tocábamos el timbre y esperábamos. De una salió una mujer con pelo blanco y una sonrisa. Al vernos empezó a llorar y tras la reja saltaba.
Más tarde me llamó la hija de una mujer que sufría temblor esencial, previo al párkinson. Estaba impresionada, a su mamá ya no le tiritaba la mano al tomar su taza de leche. Había sido la adulta a cargo de las actividades y más que la mejoría me agradeció descubrir a su mamá y vincularse con ella.
Con este proyecto ganamos una subvención presidencial y estamos iniciando una etapa donde vamos a escalar este proyecto para 400 adultos mayores de distintas residencias a lo largo de Chile que están postulando.
LAS CARTAS MAGICAS DE LAURA DEBESA
Todo empezó en marzo del año pasado, cuando en el Hospital San Borja suspendimos las visitas a los pacientes para evitar la transmisión del virus. Volví triste a casa. Le comenté a mi familia, y mi hermana Lucía me contó que en España existía la iniciativa “No te conozco, pero”. Básicamente es acompañar a pacientes hospitalizados a través de cartas que escribe gente desde sus casas. Les pidió permiso para replicar la iniciativa. Dijeron que sí, solo que debíamos cambiarle el nombre. Así nace “Te escribo, porque”.
Sin mis hermanas, Lucía Debesa (27) y Luisa Debesa (24), esto no existiría. Soy la cara visible por ser enfermera, pero sin ellas no habría sido capaz. Lucía era la de la idea y se hizo cargo de coordinar, y Luisa de mover redes sociales. Creamos un mail, lanzamos el proyecto esperando 50 cartas y el primer fin de semana tuvimos más de 200. Era impresionante. Creció tanto, que hicimos un grupo directivo, un equipo de voluntarios.
Ninguna carta es igual a la otra. Escriben poemas, cuentos, de todo. Personas nos decían que les daba miedo, porque no sabían escribir, pero no importa: la gente está feliz de recibirlas. Lo único es dar mensajes positivos, no milagrosos, como prometer algo imposible. Es acompañar a la persona, darle fuerza.
La que más recuerdo es la primera que entregué. Era una paciente con diagnóstico complicado. Tenía mi edad. Le tomé exámenes y le expliqué, nerviosa, que con mis hermanas teníamos este proyecto. Le pregunté si le gustaría que le leyera la carta. Estaba en shock, pero me dio las gracias. Más adelante se fue a una unidad de mayor complejidad, pero volvió en dos semanas. Cuando la saludé, lo primero que me preguntó es si tenía otra carta para ella. Abrió su velador y tenía su primera carta. “La he leído varias veces”, me dijo, animada. Me emocionó mucho, se me pararon los pelos.
Las enfermeras les pegan sus cartas a los pacientes cuando se duermen en la pared para transmitirles esa energía que hay en ellas. Eso es lo lindo del proyecto para el personal de salud: volver a humanizar. En algún punto estuvimos todos encerrados y todos en el hospital estábamos, de alguna forma, solos. Estas cartas son un vínculo. Yo creo que son cartas de amor, cartas mágicas.
Puedes enviar tus cartas a teescriboporque@gmail.com
LAS SEMILLAS QUE CECILIA GUINEO DEJA EN ANCUD
Desde los ocho años que trabajo la tierra. Vivo en la localidad de Coipomó, Chiloé, y con mi marido e hijos tenemos un banco de semillas ancestrales, con más de 50 tipos: son papas nativas, quínoa chilota, ajo POE, plantas medicinales, porotos y maíz chilote. Cultivar nuestras semillas es lo que hemos ido haciendo año tras año, guardando, reproduciendo y recuperando alimentos que estaban perdidos. Es como llevar mi niñez hasta hoy.
Nuestro pueblo huilliche no está reconocido como tal, pero nosotros lo llevamos en la sangre. Y para mí es importante que esto no se pierda, es una economía local que tenemos de la misma comunidad. Por lo mismo es que las semillas y el alimento los compartimos entre todos. Si hay alguien que necesite y no tiene, se comparte, se regala, siempre alcanza. Es gratificante alimentarnos de nuestro trabajo.
Para empoderarse en el mundo rural hay que usar estrategias. Si a mí me atacan o me dicen que no puedo hacer algo, hay que demostrar que sí se puede. Yo sí he demostrado como dirigenta de mi comunidad que sí podemos hacer muchas cosas, hay éxito en lo que se emprende. Es importante que las mujeres de aquí ganen su propio dinero, eso es un logro para nosotras: poder salir adelante sin que esté el hombre ahí, al lado. Desde mi lugar la idea es empoderar al resto de las mujeres que convivimos en esta comunidad.
Aquí se da mucho eso del “ver para creer”. Yo tengo que demostrar constantemente lo que he logrado. Pero un líder se va construyendo, va haciendo su camino, pero uno no se da cuenta de eso hasta que va cumpliendo sus metas. Aquí en la comunidad he tratado de ser un aporte y eso los vecinos de Coipomó lo reconocen: trabajamos con el municipio y con la oficina indígena para hacer trabajos para la comunidad, como despejar caminos o traer un operativo oftalmológico gratis.
Tengo la certeza de que estoy haciendo las cosas bien. Eso sentí cuando recibí el reconocimiento de Indap, el “Premio a las Experiencias Exitosas de Agroecología en la Agricultura Familiar Campesina”. Siento que soy un aporte a la sociedad. Hace 13 años que soy socia fundadora de la Asociación Gremial de Productores Orgánicos, estuve de presidenta, pero no ha sido fácil.
VALENTINA DIAZ SACA LA VOZ
Había pasado casi un año y medio desde que yo había denunciado a mi agresor. Estaba en plena cuarentena, en mi pieza, llorando con rabia e impotencia frente a una serie de negligencias que recibía por parte de la fiscalía, cuando se me ocurrió esta utópica idea de redirigir la funa hacia el Estado -en vez del agresor-. Pensé por primera vez en hacer una organización que juntara a mujeres víctimas de agresión sexual que hubieran recibido más violencia que justicia por parte del Estado.
A uno le mienten, porque te dicen que denuncies, que el sistema te va a respaldar, pero lo haces y no pasa nada. Aquí hay un segundo abuso, una segunda humillación y uno se quiere morir. Mientras pensaba en hacer algo, Vivian González (32), Génesis González (24) e Ivonne Verdugo (32) vivían situaciones parecidas a la mía. Nos juntamos por distintas circunstancias y en agosto de 2020 creamos Sacar la Voz. De a poco fuimos aterrizando el proyecto y llegamos a nuestro principal objetivo: visibilizar las fallas del sistema judicial, además de ayudar y contener a otras víctimas de agresiones sexuales en sus procesos.
Creamos una cuenta de Instagram, Twitter y Facebook, para reclutar a mujeres a lo largo del país, pero lo que nos ayudó a hacernos más conocidas fue haber salido en televisión luego de haber acompañado al padre de Antonia Barra a presentar el proyecto de ley “Justicia para Antonia” al Ministerio de Justicia y de la Mujer. Ahí se nos dispararon los seguidores.
Hoy tenemos una red de apoyo a través de WhatsApp que reúne a 50 mujeres a lo largo de todo Chile, que buscan ayuda luego de haber sufrido algún tipo de agresión sexual y no saben qué hacer al momento de denunciar. A esta cadena se han sumado psicólogas y abogadas que orientan de manera gratuita a las mujeres del grupo que lo necesitan. Además, desde la creación de Sacar la Voz hemos sido parte de dos proyectos de ley: “Justicia para Antonia” y “Sin Consentimiento es violación”.
ANDREA MORAGA Y CAROLINA URRUTIA
Carolina y yo somos de la Octava Región y, a pesar de vivir en la misma ciudad por un tiempo, nuestra historia comenzó en Santiago el año 2013. Nos conocimos por personas en común, y aunque nuestros rubros eran totalmente distintos, nos unió nuestra conciencia medioambiental y social, y las ganas de crear un emprendimiento que generara un impacto positivo y beneficioso para muchas personas.
Desde el mundo comercial (yo) y científico (Carolina), y sin conocernos mucho, nos aventuramos, confiamos una en la otra y fundamos FreeMet en 2014, una línea de productos que son desarrollados, fabricados y comercializados en Chile. Eliminamos todos los químicos nocivos de los productos de limpieza y cuidado personal para crear estos que son formulados con ingredientes más naturales que los tradicionales y amigables con el medioambiente.
En un inicio partimos solas, armábamos los pedidos y repartíamos en nuestro propio auto, pero al pasar los años hemos ido creciendo y gracias al cariño, esfuerzo y compromiso que tenemos con FreeMet, hoy ya somos un equipo de 15 personas con la misma motivación: impactar positivamente a las personas y al medioambiente.
No todo ha sido tan fácil, nos han subestimado por ser mujeres. Hace un par de años tuvimos que enfrentar situaciones incómodas en las que dudaron de nuestras capacidades y compromiso, pero eso lo hemos podido superar porque las mujeres nos hemos ganado un espacio. Hoy hay muchas personas que cada vez más visibilizan los valores de ser mujer y les encanta trabajar con mujeres por nuestro sello detallista. Tenemos una mirada mucho más amplia y no nos interesa solo la rentabilidad económica.
Los primeros años nosotras creímos en nuestra intuición, en nuestro sexto sentido para poder continuar por este camino. FreeMet es una demostración de que las mujeres pueden emprender en todo tipo de rubros e incursionar en cualquier industria. Hoy, nuestro propósito es seguir creciendo, impactando positivamente a muchas más personas y seguir estimulando la economía circular.
La gente nos escribe para agradecernos por los productos diciéndonos que les cambiaron la vida. Visualizamos en un futuro cercano llegar a otros países de Latinoamérica y creemos que tenemos el potencial para lograrlo.
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