Cecilia Vizcaya, vicepresidenta de la Sochinf: “Un 50% de los niños son asintomáticos, pero sí pueden seguir contagiando”

VIZCAYA

La pediatra y representante de la Sociedad Chilena de Infectología sostiene que la vacunación del grupo de entre los 12 y 16 años es fundamental para controlar la pandemia en nuestro país, proteger a los menores frente al Covid-19 y favorecer el regreso a clases presenciales. Además, hace hincapié en el riesgo que implica el virus en los menores con obesidad, condición que afecta a más de la mitad de los niños y adolescentes en Chile.


“Las vacunas siempre se prueban primero en adultos y posteriormente en niños”, explica la pediatra y vicepresidenta de la Sociedad Chilena de Infectología, Cecilia Vizcaya, aludiendo el proceso de inmunización contra el coronavirus en los menores de edad que comenzó el pasado martes.

La información sobre los efectos del coronavirus en los niños ha ido variando conforme ha avanzado la pandemia y en relación, además, a las distintas variables que han aparecido. De la presunción inicial de que el contagio en este grupo era más bien aislado, se ha constatado que sí se infectan, aunque un alto porcentaje cursa la enfermedad de forma asintomática. Pero también pueden presentar cuadros graves -aunque son casos aislados-, como el síndrome inflamatorio multisistémico (PIMS, por sus siglas en inglés).

De acuerdo al último informe epidemiológico publicado el 20 de junio por el Ministerio de Salud, de los 1.802.788 casos confirmados y probables de Covid-19 en el país, el 13,6%, es decir 246.872 pacientes, son menores de 19 años. Además, se han registrado 4.730 menores de 18 años hospitalizados por coronavirus.

Y esta semana el gobierno dio inicio a la inoculación a los menores de entre 12 y 16 años, luego de que en mayo la Administración de Medicinas y Alimentos de EE.UU. (FDA) autorizara el uso de la vacuna de Pfizer en menores de edad, lo cual fue ratificado este mes por el Instituto de Salud Pública. Esta semana la inyección está destinada a niños y adolescentes que residen en centros del Sename e instituciones asociadas, además de menores con comorbilidades como asma, enfermedad pulmonar crónica, cáncer y obesidad, que “más riesgo tienen de tener un cuadro más grave de la infección”, asegura Vizcaya.

Se trata de un proceso clave para cortar la circulación comunitaria, que a futuro se podría ampliar a niños mayores de tres años -a partir de los estudios que ya están en curso- y que permitirían, asegura la infectóloga, salir de la pandemia y pasar a una fase de “endemia”, con la presencia habitual, pero controlada, del virus. De ahí, plantea la experta, la importancia de que los niños y sus padres adhieran y completen el plan de inmunización.

¿Por qué es importante vacunar a los menores de 18 años?

Por varios motivos, uno de ellos es que si bien los niños no son los que más frecuentemente se contagian, sí están expuestos a traer el virus a su casa (...) Entonces, mientras más gente se pueda vacunar, sobre todo adolescentes, va a disminuir el número de personas que pueden infectarse. Además que son personas que pueden estar diseminando más la enfermedad, o sea, aunque tengan cuadros asintomáticos aún pueden contagiar. Y por último, tenemos un gran porcentaje de niños con enfermedades crónicas y obesos que están intubados por Covid-19, actualmente.

Al comienzo de la pandemia se pensaba que los niños no se enfermaban de coronavirus. ¿Por qué, entonces, ahora se decide vacunarlos desde los 12 años?

Inicialmente no se pensó en vacunarlos porque este tipo de vacunas contra el Sars-Cov-2 antes de la pandemia no existía y siempre se prueban primero en adultos y posteriormente en niños. Entonces, no había cómo vacunarlos sin tener los estudios primero. Recién ahora, en el último mes y medio, se han terminado los estudios de la vacuna Pfizer realizados en menores de 16 años, pues ya se habían realizado las pruebas en menores entre 16 y 18 años, y que comprueban que la vacuna es segura e inmunogénica. O sea, que hacen respuesta de defensas en las personas menores de edad al igual que en las mayores. Hay estudios hechos en China con la vacuna de Sinovac, pero aún sus resultados no han sido presentado a la comunidad internacional, por eso solo estamos usando Pfizer en menores, por ahora.

¿Los niños pueden ser vectores del virus?

Antes se consideraba que los niños siempre eran vectores de todos los tipos de virus, como el de la influenza o el respiratorio sincicial. En comparación con los adultos, tienen esa gran ventaja. Pero con este virus en particular, los niños no son los principales focos de transmisión. Más bien, son los adultos jóvenes los que más lo transmiten dentro de la población, porque son quienes más están circulando y se cuidan menos. Sin embargo, los niños sí se pueden infectar y también pueden contagiar a los demás estando asintomáticos. Ahora, en comparación con otras enfermedades, lo hacen menos.

¿Y por qué se da que algunos niños son asintomáticos y otros presentan el síndrome inflamatorio (PIMS)?

Alrededor de un 50% de los niños son asintomáticos de la infección, pero sí pueden seguir contagiando. Claramente, al no tener síntomas puede infectar menos que uno con síntomas porque, por ejemplo, no va a toserle a otra persona cerca. Por eso no es recomendable saludarse de beso, prestarse cosas, lápices, etc. Ahora, el PIMS es una respuesta inflamatoria posterior a la infección (...). Así, cuatro a seis semanas después de haber tenido contacto con el virus, incluso de manera asintomática, el niño puede tener fiebre, inflamación, pintas en el cuerpo, baja en la presión, diarrea, hay hartos síntomas sobre la reacción.

¿Se sabe cuántos niños han tenido esa reacción en nuestro país?

Es muy difícil saber ese porcentaje, porque como una gran porción de los niños que tienen PIMS tuvieron la enfermedad de manera asintomática, son niños que nunca fueron diagnosticados. Entonces, es difícil saber qué porcentaje de los niños con coronavirus presentaron PIMS, pero, según estudios realizados en Inglaterra, correspondía al 0,2%, es decir, un porcentaje muy bajo de niños expuestos a la infección. Ahora, no se han descrito casos de PIMS en niños por efecto de la vacuna.

¿Cuáles son los riesgos para los niños con obesidad?

Nos ha pasado que vemos muchos adolescentes y niños entubados por coronavirus, de entre 11 y los 17 años, que son severamente obesos, pesan 100, 120 y hasta 140 kilos. Pero el 60% de los niños en Chile tienen obesidad, lo que hace esto aún más terrible. De un grupo que monitoreamos, de 12 niños intubados, 11 eran obesos y uno tenía sobrepeso. A la semana siguiente, teníamos 25 niños intubados y cerca del 90% eran obesos. Realmente, la obesidad aumenta el riesgo de tener un cuadro más grave. Por eso los niños con enfermedades crónica y los obesos serán los primeros en vacunarse y luego vienen los niños sanos, sin enfermedades de base.

Con respecto al regreso a clases presenciales, ¿qué rol cumple la vacunación en los estudiantes?

Deberíamos vacunar a todas las personas que tengan la posibilidad de hacerlo porque así mejorarían las posibilidades de pasar de pandemia a un período que se llama endemia, lo que significa vivir con la enfermedad de forma más moderada y más adecuada para poder manejarla del punto de vista sanitario. En ese sentido, necesitamos que los niños vuelvan a las salas de clases, estamos realmente preocupados por ellos. No han podido tener relaciones con otras personas, tienen temor de estar con otros, tienen retraso en el lenguaje. Además, su salud mental está muy deteriorada. Necesitamos de forma urgente que salgan de sus casas, en especial aquellos más vulnerables que se alimentan gracias a la Junaeb.

Y sobre los efectos adversos de la vacuna, ¿en los niños se pueden manifestar los mismos que se presentan en los adultos?

La inyección produce los mismos efectos adversos en niños que en adultos y la misma respuesta inmunogénica. En ocasiones tienen dolor local, fiebre, malestar general. Pero desde ese punto de vista, sigue siendo una vacuna segura. Y, al igual que en los adultos, se colocan dos dosis.

¿Hay posibilidades de que sean necesarias más dosis, a futuro, en este grupo?

Por múltiples motivos, sí es posible, y también puede que esto suceda con todos los tipos de vacunas que tenemos. Por las nuevas variantes o para que dure en sangre por más tiempo los anticuerpos generados. Esta es una enfermedad que se parece un poco a la influenza en ese sentido y, probablemente, vamos a necesitar todos vacunas anuales.

Sobre las variantes, ¿es la vacuna Pfizer lo suficientemente protectora?

Eso está complicado. Efectivamente, el tener vacuna es mejor que no tenerla, ya que en la gran mayoría de los pacientes hace que la infección sea más atenuada, menos grave. Sin embargo, es esperable en un virus de este tipo, que desgraciadamente muta mucho y puede hacer ciertas alteraciones más contagiosas, que su superficie se vuelva muy distinta a la del virus original de Wuhan y que las vacunas sean menos efectivas. Por ejemplo, la vacuna Pfizer utiliza la proteína Spike del virus original, pero justamente lo que ha ido mutando es esa proteína. Entonces, es muy posible que los inoculados con esta vacuna respondan peor a nuevas variantes. Por lo tanto, quizás vayamos cambiando esa proteína Spike por una más parecida al de las nuevas variantes.

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