Experto en populismo: "Los líderes de extrema derecha son los que han podido perdurar a lo largo del tiempo con más fuerza"
En conversación con La Tercera PM, el profesor de la Universidad Diego Portales e investigador del COES, Cristóbal Rovira, señala que en América Latina "tuvimos una fase de populismos radicales de izquierda inclusionarios que iban en auge y hoy vemos el decaimiento de esos proyectos".
El profesor de la Universidad Diego Portales e investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), Cristóbal Rovira, se ha dedicado a estudiar los movimientos populistas tanto en Europa como en América Latina. Mañana lanza la versión en español de su libro Populismo: una breve introducción, que publicó por primera vez en 2017 junto al politólogo holandés Cas Mudde. En conversación con La Tercera PM, Rovira analiza los distintos factores que influyen en este fenómeno.
¿A qué se debe el auge de los gobiernos populistas? ¿Qué condiciones tuvieron que darse para que se produjera este fenómeno?
Hay un auge, pero es limitado. Hay que distinguir entre los populismos de derecha y de izquierda. Si pensamos en los populismos de izquierda, en general cuando los sistemas políticos dejan a vastos sectores de la sociedad excluidos en términos socioeconómicos, van a aumentar las chances de que este discurso populista haga sentido para vincularlo a políticas más de izquierda. Si uno ve en Europa, la gran recesión surge y automáticamente Podemos empieza a ganar votos en España, y lo mismo pasa con Syriza en Grecia. En cambio, si uno piensa en los populismos de derecha, no es tan evidente que sean los factores económicos. Por ejemplo, en Alemania aparece el partido Alternativa para Alemania (AfD), que es el partido populista de extrema derecha, y saca un 13% de los votos en la última elección en el momento estelar de la economía alemana, con un 4% de desempleo y la inflación absolutamente bajo control. Yo diría, más bien, que tiene que ver con que hay una disputa a nivel valórico en la sociedad, de los valores más liberales versus los valores más conservadores. En Alemania, la Unión Demócrata Cristiana de (Angela) Merkel aprueba el matrimonio igualitario. Durante el gobierno de David Cameron, del Partido Conservador, aprueba el matrimonio igualitario. Eso hace que ciertos segmentos de la ciudadanía que están más hacia la derecha se sientan huérfanos, y ahí es cuando aparecen estos partidos populistas de extrema derecha que politizan parte de esas ideas más conservadoras. Ese vacío que se genera es lo que permite la irrupción de los populismos de derecha.
¿Qué peligros conlleva el populismo? ¿Cómo ve la relación entre populismo y democracia?
Lo que nosotros planteamos en el libro es que tenemos que tratar de proponer una definición un poco más objetiva y después investigar empíricamente si cuando llegan los regímenes populistas al poder tienen un impacto negativo sobre la democracia o no. Nuestra impresión es que depende de los casos, no hay una ley. No me atrevería a decir que siempre que surja el populismo, automáticamente la democracia va a colapsar. De hecho, yo creo que puede haber impactos tanto positivos como negativos. Un ejemplo clásico de impacto positivo es que nosotros alegamos, a lo largo del mundo, que los niveles de participación electoral vienen cayendo. Y, generalmente, cuando surgen fuerzas populistas, aumentan los niveles de participación electoral, porque muchos de estos sectores de la ciudadanía que no se sentían representados, ahora se sienten representados por alguien. Simultáneamente, aquellas personas que están en contra del liderazgo populista, van a ir a votar porque no quieren que surja. En resumen, pueden ser ambas cosas y depende de los casos de estudio que uno observe.
¿Hasta qué punto es la democracia representativa la que genera el populismo?
Uno podría pensar que sin democracia no hay populismo, y yo creo que algo de eso hay. El sistema democrático, en el fondo, se basa sobre el supuesto de que somos capaces de autogobernarnos. Lo que termina sucediendo es que los sistemas políticos contemporáneos son lo que muchos académicos llaman democracias liberales, que se caracterizan por la idea de que nosotros nos ponemos de acuerdo y somos capaces de construir un gobierno, pero simultáneamente existen instituciones autónomas que tienen un poder de decisión sumamente fuerte: tribunales constitucionales, bancos centrales, la comunidad europea, los mercados globales, etcétera. Eso hace que la democracia representativa hoy esté de alguna manera constreñida, tiene menos margen de maniobra de lo que tenía antes. Eso mismo genera una suerte de frustración, y eso nos ayuda a comprender por qué estos discursos populistas calan tan hondo en la sociedad. Entonces, yo creo que, en cierta medida, sí, es la misma democracia representativa y los problemas de las democracias liberales del día de hoy los que facilitan que estos discursos populistas, bajo cierto contexto, tomen mayor preponderancia.
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Cristóbal Rovira, profesor de la UDP e investigador del COES.[/caption]
¿Pudieron identificar mitos respecto al populismo?
El primer mito importante es esta idea de que populismo es sinónimo de líder masculino con mucho poder, carismático, como el macho alfa. Sí, yo veo a Silvio Berlusconi y calza en el prototipo, yo veo a Donald Trump y calza en el prototipo, yo veo a Hugo Chávez y calza en el prototipo. Pero si yo analizo a los populismos en Europa, generalmente son partidos políticos que a veces pueden tener un líder carismático fuerte, pero a veces ese líder carismático puede fallecer, puede desaparecer, y el partido sigue existiendo. Entonces, yo me atrevería a decir que no es tan así. Yo creo que es verdad que hay una tendencia a que muchos de los populistas desarrollen estos discursos bastante masculinos, y que estos líderes tengan esta postura súper machista. Pero tenemos excepciones a la regla: Keiko Fujimori en Perú o Marine Le Pen en Francia, que es la que controla el partido. En Dinamarca, el partido populista de extrema derecha más votado por muchos años tuvo una mujer liderándolo. Entonces es más complejo de lo que uno a veces pensaría.
¿Cómo se diferencian los populismos de derecha de los de izquierda? ¿Cuál es más exitoso?
El populismo de derecha tiene una definición del pueblo muy singular. Van a plantear que el pueblo, en estricto rigor, solo se compone de aquellos individuos que tienen determinados rasgos étnicos. Es una definición muchas veces asociada a la xenofobia, que la hace mucho más restrictiva de quiénes son los que componen el pueblo. Eso es lo que llamaría un populismo exclusionario. Y, por lo general, propone políticas públicas que van en esa dirección: cerrar las fronteras, que lleguen menos inmigrantes, etcétera. Los populismos de izquierda, en cambio, van a decir que el pueblo son todos aquellos sujetos que han sido discriminados por las élites que son corruptas. Por lo tanto, el concepto es mucho más inclusionario. Todas aquellas personas que, de alguna manera, nos sentimos excluidas, independiente de que seas blanco y negro, de que seas mujer, de que seas hombre, somos parte de este pueblo que está siendo explotado por esta élite. Sobre cuál es el más exitoso, yo creo que, por lo menos en América Latina, tuvimos una fase de populismos radicales de izquierda inclusionarios que iban en auge. Hoy en día lo que estamos viendo claramente es el decaimiento de esos proyectos. Rafael Correa ya no está, Venezuela es cualquier cosa menos un régimen democrático y vamos a ver qué pasa en Bolivia. La novedad son más bien los populistas de extrema derecha, y lo vemos hoy en día con la aparición de Bolsonaro en América Latina, que la gran mayoría de nosotros nunca vio venir. Entonces, si tuviera que cotejar cuál es el que va ganando la pelea, me atrevería a decir que son estos populistas de extrema derecha los que han podido perdurar a lo largo del tiempo con más fuerza.
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