Marcelo Carrasco, el reservado fiscal que complica a La Moneda
El año pasado, el persecutor se enfrentó en el caso Cascadas con los mismos abogados que hace pocos días intentaron sacarlo de la investigación contra Piñera y Mañalich. Lo acusaron de poco objetivo. Hoy, además, está en una disputa con el gobierno en la Corte Suprema: quiere los correos de las autoridades para enfrentar la pandemia.
“La fiscalía debe velar por lo que los derechos del querellante sean efectivamente ejercidos y por eso estamos presente en esta audiencia. Se trata de hechos que pudieran tener cientos o miles de víctimas”. De esta manera, el fiscal de Alta Complejidad Centro Norte Héctor Marcelo Carrasco Gaete (47), defendió la legitimidad de la querella que presentó el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, en contra del Presidente Sebastián Piñera y el exministro de Salud Jaime Mañalich. La acción legal del edil indicaba que las autoridades podrían ser responsables de acciones u omisiones que derivaron en que pacientes con coronavirus fallecieran.
En esa audiencia, realizada el 23 de julio, Carrasco continuó con sus argumentos: “¿Cómo no va a ser importante en un caso como este, que afecta a toda la comunidad, que exista un querellante? No se trata de que nosotros tomemos parte por el querellante (...) Tenemos que investigar si los hechos relatados en la querella eran o no veraces (...) No los damos por sentado (...) Somos objetivos, lo que no podemos ser, su señoría, es simplemente neutrales en un caso como este (...) Es absolutamente claro, derechos garantizados en la Constitución, la vida es uno de ellos”.
La jueza María Fernanda Sierra resolvió a favor del fiscal y le dio curso a la investigación. Pero estos alegatos pudieron haber traído consecuencias para Carrasco. Días después, las defensas de Piñera y Mañalich reclamaron al fiscal nacional, Jorge Abbott, que el persecutor había “perdido objetividad” a raíz de los fundamentos que expuso en el tribunal y le pidieron sacarlo del caso. Abbott lo mantuvo, pero Carrasco no salió indemne: puso a su jefe, el fiscal regional Centro Norte, Xavier Armendáriz, a cargo de la investigación.
No es la primera vez que Samuel Donoso (abogado de Piñera) y Gabriel Zaliasnik junto a César Ramos (defensores de Mañalich), se enfrentan con el fiscal Carrasco. Lo hicieron durante casi un año en el segundo juicio oral del caso Cascadas por los delitos de la Ley de Mercado de Valores, donde fue absuelto el exejecutivo Aldo Motta representado por Zaliasnik, Ramos y Donoso.
Con 17 años en el Ministerio Público -partió en 2003 en la Fiscalía de Caquenes como abogado asistente-, Carrasco ha desarrollado gran parte de su carrera en el área de las causas complejas. Antes de entrar a Derecho en la Universidad de Chile, cursó un año de Ingeniería en la Universidad Católica. Este paso, indican algunos colegas del persecutor, le ha servido para causas en que se necesitan matemáticas y razonamiento analítico.
Por ejemplo, litigó en el juicio oral por el caso de colusión de farmacias. Ese fue un periodo complejo: tuvo que enfrentar la muerte de su madre y una semana después la de su abuela. Según sus cercanos, ambas pérdidas en medio del juicio fueron momentos duros para Carrasco. Su madre estaba enferma y él -como su único hijo- se encargó de ella hasta su fallecimiento. Incluso, compró un pequeño departamento junto al suyo para poder estar a su lado. Tras despedirlas a ambas, volvió al juicio que luego perdió: el tribunal absolvió a 10 e ejecutivos farmacéuticos del delito de alteración fraudulenta en el precio de medicamentos.
En la otra cara de la moneda, obtuvo la condena de dos notarios que validaron de manera irregular firmas para las candidaturas presidenciales de Tomás Jocelyn-Holt y Franco Parisi, en 2013. Y en los últimos años se ha dedicado a investigar delitos de tráfico de personas. Fue en el marco de este tipo de causas que en 2017 indagó el ingreso de 32 ciudadanos chinos con una visa de turista y pidió al Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago interceptar el teléfono del entonces presidente del Senado, Andrés Zaldívar.
En este sentido, acceder a las comunicaciones de autoridades políticas para aclarar casos no es algo que le sea extraño. Por eso, en el marco de la causa por las muertes Covid-19, solicitó al Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago acceder a los correos electrónicos de Mañalich, su entonces jefa de gabinete Itziar Linazasoro y la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza. En la petición, si bien indicó que hasta el momento existían conclusiones preliminares, indicó que Mañalich había creado un sistema “sui generis” para contabilizar los contagios.
Las pretensiones de Carrasco se vieron frenadas cuando el actual ministro de Salud, Enrique Paris, se negó a la diligencia indicando que los correos tenían información que ponían en riesgo la seguridad nacional. Ante esto debió intervenir Armendáriz y presentar un escrito a la Corte Suprema, para que sea el máximo tribunal el que decida si Carrasco podrá o no tener acceso a estas comunicaciones. Así, este persecutor se convirtió en un fiscal que está generando preocupación en La Moneda.
Rock, soul y maratones
Pese a ver causas de alta connotación pública, Carrasco es reconocido por sus compañeros de trabajo como un fiscal de bajo perfil mediático. Agregan que Carrasco no pidió ser parte de la Fiscalía de Alta Complejidad Centro Norte, en la que ya lleva cerca de seis años, y se ha logrado desarrollar laboralmente en base a las causas que le han ido entregando. Incluso, a comienzos de septiembre fue uno de los expositores del Curso de Litigación Oral en el manejo de causas complejas, que fue parte del Programa Justicia de la Sección Antinarcóticos y Aplicación de la Ley (INL) de la Embajada de los Estados Unidos en Panamá.
En lo personal, disfruta los fines de semanas estando con sus tres hijos, viendo películas de cine arte, en especial europeo, y escuchando música soul y rock inglés en vinilos. Una de sus bandas favoritas es Los Prisioneros.
También le gusta leer sobre filosofía, historia, además literatura francesa y norteamericana contemporánea. Uno de sus autores preferidos es Cormac McCarthy. “Siempre anda con un libro bajo el brazo”, señala otro cercano. Es hincha de la Unión Española y hubo un tiempo que disfrutaba saliendo a correr, incluso participó en maratones. Y para llegar al trabajo, todos los días ocupa el metro.
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