Cinco trenes únicos de Sudamérica




COLOMBIA
El Tren Turístico de la Sabana recorre 50 alegres kilómetros entre Bogotá y Zipaquirá, donde está la Catedral de la Sal.

Elegido como uno de los mejores paseos en tren de la región por el programa Top 5 Latinoamérica, que transmite el canal Travel & Living, el Turistren colombiano es sin duda el más alegre del continente. Sus vías recorren -sábados, domingos y festivos- la sabana colombiana, desde Bogotá hasta la localidad de Zipaquirá, distante a 48 kilómetros de la capital.

La locomotora a vapor transita por verdes paisajes, con lagunas y ciénagas, pasando por pintorescos pueblitos como Cajicá y Usaquén, y bajo los acordes de una típica "banda papayera" que enciende los ánimos turísticos, hasta arribar a Zipaquirá, donde se encuentra la Catedral de la Sal, principal atracción turística de la región.

Esta catedral es la reserva más grande de sal en "gema" del mundo y, junto a la iglesia de Santa Kinga en Polonia, la obra arquitectónica subterránea más importante del planeta: 8.500 metros cuadrados de imágenes y representaciones religiosas perfectamente talladas sobre la sal que recubre las paredes de la antigua mina.

El viaje en el tren tiene un costo de US$20, aproximadamente, y a bordo hay un servicio de snack incluido.

BRASIL
El Serra Verde Espress, en el sur del país, ofrece un espectacular recorrido entre la selva, cascadas y ríos.

La construcción de la hermosa vía por donde circula el Serra Verde Express -como sucede con muchas historias de trenes- fue una lucha contra el paisaje. Todo comenzó en febrero de 1880 y la idea era unir las ciudades del litoral, entre la playera Paranaguá y Curitiba, capital del sureño estado de Paraná,  distantes a 110 km. Cerca de 9 mil hombres fueron contratados para construir la vía que se interna por la frondosa Mata Atlántica, y más de la mitad murió en el intento.

Son 14 túneles, varios viaductos de gran tamaño y 30 puentes, entre cañones montañosos, desfiladeros y la espesa selva. De entre los puentes destaca el de São João, con 55 metros de altura, y el viaducto Carvalho. El pasaje por este trecho entrega la curiosa sensación de estar moviéndose sobre el aire, como si, mágicamente, el tren flotara. El lento recorrido, a 25 km/h, permite apreciar la belleza del entorno en un viaje que dura aproximadamente cuatro horas.

Un dato: para disfrutar aún más del viaje, los mejores asientos están a la izquierda. Podrá observar con menos cabezas por delante la cascada del Velo de la Novia. El tren tiene servicios todos los días, pero sólo llega a Paranaguá los domingos. Desde US$40 a US$250.

PERÚ
Dos trenes distintos: el más lujoso de Sudamérica que va a Machu Picchu y el más alto de todos, con sour de cortesía.

Hiram Bingham es sin duda el tren más lujoso de Sudamérica y la manera más glamorosa de recorrer los 112 km que separan Cusco de Machu Picchu. El tren parte de Cusco a las 9 am, mientras los producidos mozos ofrecen un contundente brunch. Tras subir una empinada pendiente a las afueras de Cusco, el tren desciende hacia el Valle Sagrado, pasando coloridos pueblos y siempre acompañado por panorámicas del río Urubamba. Al llegar a Aguas Calientes, al pie de Machu Picchu, cerca del mediodía, los pasajeros son trasladados a la ciudadela en una excursión privada. Luego de unas tres horas y media de viaje y una espléndida cena, se regresa. Salidas diarias (menos domingo), US$ 600 aprox. ida y vuelta.

Existe otro muy buen recorrido, aunque sin el glamour del anterior. Se trata del ferrocarril Central Andino del Perú, que realiza el trayecto más alto de América, pasando por los 4.781 m en los Andes. Su ruta actual es Lima-Huancayo-Lima y a lo largo del año tiene sólo unas 20 salidas. A través de 535 kilómetros, el tren atraviesa 69 túneles y 58 puentes. Si va en el vagón turístico, visite el bar El Infiernillo y ahí exija su pisco sour de cortesía. US$110 ida y vuelta.

ARGENTINA
Del Tren a las Nubes al Tren del Fin del Mundo, los argentinos tienen recorridos para hacer soñar a cualquiera.

Varios trenes turísticos recorren paisajes argentinos. El más conocido es el Tren a las Nubes, que sale de la nortina Salta hasta el viaducto de La Polvorilla, a 4.220 metros de altura. Esta es una de las razones de su nombre (a veces se ven nubes por debajo de los vagones) y está entre los tres más altos del mundo. Se interna por los Andes, subiendo y bajando "como electrocardiograma" a través de 29 puentes y 13 viaductos, en un recorrido de 343 km ida y vuelta. El viaje dura 16 horas y no se preocupe, porque existe enfermería por si la "puna" lo toma por sorpresa. US$ 120.

Imposible ignorar dos que recorren la Patagonia: el Tren del Fin del Mundo y La Trochita. El primero es conocido también como Tren de los Presos y recorre sólo siete km desde una estación cerca de Ushuaia hasta el Parque Nacional Tierra del Fuego. Entre US$ 25 y 50.

La Trochita es un tren a vapor que recorre 402 km por la precordillera patagónica, en un trayecto de 14 horas y cerca de 600 curvas, aunque también se puede tomar por tramos. Su fama está dada por el libro de Paul Theroux El Viejo Expreso Patagónico, de 1978, que narra el viaje del autor en tren desde Boston hasta Esquel. Desde US$ 15.

CHILE
El llamado "buscarril", que va de Talca a Constitución, fue declarado Monumento Nacional por su atractivo.

El ramal Talca-Constitución es un vivo testimonio, un sobreviviente del glorioso pasado ferroviario del país. Sus vías -que se desprenden de las arterias principales que recorrían Chile de norte a sur, motivo del nombre "ramal"- unen las dos ciudades antes nombradas a través de un recorrido de 90 km  que, además, conecta los pequeños poblados situados al norte del río Maule en la Séptima Región. Hay algunos puntos en la zona que no tienen acceso por caminos, eso significa que se conectan por río o por tren nada más, lo que ha provocado que ciertos pueblos mantengan su identidad histórica debido a la falta de acceso.

El viaje dura tres horas hasta el mar sobre un "buscarril", donde se mezclan turistas y locales que suben con sus canastos de tortillas de rescoldo, huevos duros y productos para venderlos en Constitución o  Talca. La informalidad es la premisa, ya que esos mismos habitantes pueden hacer parar el tren como si fuera una micro casi en cualquier punto del trayecto. O a veces vacas o caballos interrumpen la ruta, cuestión que es rápidamente solucionada con un bocinazo del maquinista entre pasiajes de parras y bosques de pinos. El recorrido tiene un valor de $ 2.800 ida y vuelta y hay dos salidas diarias desde la estación de Talca, a las 7.15 y 17.20 hrs.

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