Ha nacido un nuevo estilo de viaje
BlaBlaCar es una aplicación creada en Europa que conecta a conductores con pasajeros en viajes de larga distancia que se está usando mucho en ese continente. ¿Un nuevo Uber para viajes largos? No, dice la empresa, porque se trata de un modelo de gastos compartidos.
Es común, sobre todo en el verano o para los fines de semana largos, que alguien busque vía Facebook espacio en un auto que va a la playa, al campo u otro destino. Muchas veces ese mismo posteo queda sin respuesta con un incómodo y vergonzoso ruido de grillos de fondo.
Hace 10 años le pasó al francés Frédéric Mazzella (40), entonces estudiante de Stanford que de vuelta en su país quiso ir a pasar la Navidad con su familia en la casa de campo. Como es habitual en esa fecha, todo estaba copado y no encontró asiento en el tren. Finalmente logró que su hermana lo llevara, pero en el trayecto se fijó en que muchos autos iban prácticamente vacíos en la carretera y que bien podría haberse ido en cualquiera de ellos ofreciéndose a compartir gastos. Así nació la idea.
Mazzella investigó y se dio cuenta de que no había sitios para compartir auto con desconocidos y así, tras incluir a dos socios, el ingeniero Francis Nappez y a su compañero de curso Nicolas Brusson, creó BlaBlaCar, la primera red de transporte online que ya funciona en 22 países.
Bla, BlaBla o BlaBlaBla
Una década después de la experiencia que llevó a Mazzella a pensar en un modelo de carpooling, o viaje en auto compartido de larga distancia que fuera confiable y fácil de utilizar, la aplicación ya ha sido descargada en más de 21 millones de teléfonos y se estima que un total de tres millones de personas utilizan mensualmente el sistema en distintos países.
Al bajar la aplicación se llena una ficha con datos personales, número de teléfono para coordinar puntos de encuentro y se envía una foto. Los conductores deben además poner la información del auto, cuántos pasajeros caben, tamaño de la maleta y si tienen peticiones especiales. Luego se selecciona el trayecto que uno quiere llevar a cabo, el cual tiene un precio designado por el conductor (como referencia un viaje de Bruselas a Ámsterdam cuesta en promedio 13 euros). El cliente paga online con tarjeta de crédito y el dinero es depositado en la cuenta del conductor, tras el pago de una comisión a BlaBlaCar de entre el 15 y el 20 por ciento del total.
Un aspecto importante al inscribirse es definir un perfil. Si el usuario escoge "Bla", significa que prefiere ir "mirando el paisaje por la ventana", si se define como "BlaBla", que es un conversador moderado y cuando opta por "BlaBlaBla", está diciendo que le gusta ir hablando a toda costa. Este dato es clave para asegurar un viaje armonioso en el que todos los integrantes van cómodos.
La artista María Ignacia Walker es chilena y vive hace cuatro años en Florencia donde se dedica a la orfebrería y a la joyería contemporánea. Desde que lo conoció se ha convertido en clienta frecuente de este sistema que califica de cómodo y eficaz. Lo ha usado principalmente en viajes de ida y vuelta a Milán y cuenta que su único reparo es que a veces los conductores manejan demasiado lento, "peor que mi abuelo", dice. Pero es que nadie quiere ser imprudente cuando se lleva a un grupo de desconocidos a bordo, aun cuando en caso de cualquier accidente, la aplicación cubra los costos proporcionales del seguro que el conductor debe tener por obligación.
Ha sido tal el éxito de BlaBlaCar que hoy tiene oficinas en Rusia, India y Turquía, superando así las barreras de la Comunidad Europea y está evaluado en 1.400 millones de euros. De hecho ya está operando en Latinoamérica, en México y Brasil desde el 2015 y 2016, respectivamente, lo que ha significado un desafío mayor para la compañía para adecuarse a las culturas locales. "Estamos siendo testigos de una gran adaptación en estos mercados, aunque esto ha demandado de una educación al usuario respecto a esta nueva manera de viajar entre ciudades", cuenta Diane Prebay, coordinadora global de comunicaciones, desde las oficinas centrales de París.
El gran desafío en estos países es que la confianza entre los ciudadanos es más baja y a muchos les da miedo viajar con desconocidos. Pese a eso en la empresa dicen que aun así la demanda ha sido satisfactoria para ellos.
Pero no todo ha sido fácil para esta empresa y tal como le ha ocurrido a compañías como Uber y Cabify, BlaBlaCar está enfrentando la resistencia de algunos gremios dedicados al transporte de personas. En España, la Asociación de Autobuses, Confebus, los demandó por competencia desleal. Mientras se espera la sentencia se ha sabido de casos de hostigamiento a conductores, y hay dos choferes a los que se les abrió expediente en Madrid bajo el cargo de "beneficio ilícito" en agosto pasado. Ambos podrían tener que pagar hasta cuatro mil euros por la infracción cada uno, mientras que a BlaBlaCar podrían multarlo por el doble.
Desde la compañía se apuran en explicar que España es el primer país en donde enfrentan esta clase de problemas y dicen que no darán su brazo a torcer, ya que el sistema no abusa de vacíos judiciales de ninguna clase: "Compartir los costos de un viaje es perfectamente legal, es algo que hacemos diariamente con nuestros amigos y familia. El chofer y los pasajeros están asegurados y siendo que el conductor sólo está dividiendo los costos de su propio viaje, el dinero que obtiene está exento de devolución de impuestos", argumenta Prebay.
¿Existe la posibilidad de que llegue a Chile? "Estamos buscando constantemente nuevos mercados y también equipos locales que se unan a nuestro negocio, aunque aún no tenemos planes concretos de instalarnos ahí, al menos en el corto plazo", dice la ejecutiva.
Carpooling en Chile
Aunque aún no existe claridad de cuándo BlaBlaCar podría llegar a Chile, en nuestro país ya se han implementado diferentes servicios alternativos con mayor o menor éxito.
Una de las más populares y con más usuarios activos es NosFuimos (www.nosfuimos.cl), que exige a sus clientes crear un perfil con foto y datos personales. Los contactos se realizan vía mensaje privado y entre ambos se coordinan los puntos de salida y destino final. Los precios son definidos por el conductor exclusivamente, pero como referencia un viaje entre Santiago y Viña del Mar cuesta alrededor de cuatro mil pesos.
Otras dos iniciativas que cumplen con el objetivo son Carpooling.cl y Compartirauto.cl, pero son menos sofisticadas ya que básicamente funcionan como una página de anuncios tipo "busco dos pasajeros para viaje Antofagasta a Iquique", junto con número de teléfono de contacto. No señala precios ni perfil con datos o fotos de pasajeros ni de conductor.
Varias iniciativas de este tipo no han podido seguir adelante ya sea por falta de presupuesto o de una oferta que haya logrado cautivar a los usuarios locales. Así, propuestas en su momento interesante tales como Viajaconmigo.cl y A-dedo.cl, hoy ya no se encuentran operativas.
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