La fuerte brecha de género que revela la encuesta de calidad de vida del Minsal
Las mujeres están, en promedio, ocho puntos por debajo de los hombres en cuanto a satisfacción de su vida, pero además reportan más enfermedades crónicas, un peor estado de salud y mayores responsabilidades más allá de lo laboral.
Es un dato que salta a la vista a lo largo de todo el sondeo. La Encuesta Nacional de Calidad de Vida del Ministerio de Salud, revelada hoy, muestra una fuerte brecha de género entre los hombres y las mujeres de Chile, en que estas últimas tienen constantemente indicadores que muestran una menor satisfacción con su vida, peores condiciones y mayores responsabilidades.
Sin ir más lejos, en la principal pregunta de la encuesta, que pide a los sondeados que califiquen su calidad de vida, el 63,8% de las mujeres la evalúa como buena o muy buena, ocho puntos menos que en el caso de los hombres (71,1%). Aunque la brecha es transversal a todas las edades, es especialmente crítica entre los mayores de 65 años, donde llega a casi 12 puntos de distancia.
La tendencia sigue al mirar la autopercepción del estado de salud. Mientras sólo el 17,7% de los hombres lo califica como regular o malo, la cifra se eleva a 31,9% en el caso de las mujeres; es decir, más de 14 puntos.
Y la diferencia se mantiene al mirar por diagnóstico de enfermedades crónicas. El 29% de las mujeres consultadas reconoce que le han diagnosticado dos o más dolencias de ese tipo, mientras que entre los hombres la misma cifra es de 16,4%.
Las diferencias entre la población trabajadora
Con todo, el área donde aparecen diferencias más pronunciadas es cuando el sondeo indaga en temas laborales y de familia. Por ejemplo, cuando la encuesta pregunta entre la población trabajadora si los consultados tienen a su cuidado niños, adultos mayores, enfermos minusválidos o crónicos, el 47% de las mujeres dice que realizan esa labor solas o compartida con otra persona, cifra que baja al 26,2% en el caso de los hombres.
Además, el 28% de las mujeres dice que siempre o casi siempre las tareas domésticas quedan sin hacer en la casa cuando no están, contra el 10,3% de los hombres; el 31,2% afirma que piensa con esa misma frecuencia en tareas domésticas y familiares mientras está en el trabajo (en el caso de los hombres es el 13,1%); y el 27,3% señala que siempre o casi siempre hay situaciones en las que necesitaría estar en el trabajo y en la casa al mismo tiempo, algo que afirma sólo el 12,2% de los hombres.
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