Ascanio Cavallo: “El Presidente está en el centro de este cuadro de precipitación, falta de criterio e inexperiencia que sirven poco para gobernar”
"Y no sirven nada en una crisis", dice -lapidario- el analista político y columnista sobre el caso Monsalve, que -a más de un mes de estallar- aún no tiene visos de cerrarse. Su análisis no tiene medias tintas: acusa impericia, falta de "sangre fría" y amateurismo por parte de La Moneda, pero exculpa a la ministra Carolina Tohá. "La única que podría haber puesto adecuadamente algún grado de distancia y de control era precisamente ella, pero quedó fuera", dice.
No tiene grises el análisis que Ascanio Cavallo hace a cómo La Moneda hizo frente al caso Monsalve en sus primeras horas y en los días que han pasado desde que el jueves 17 de octubre éste saliera a la luz pública. El columnista y analista político -que acaba de lanzar su libro Nueva comunicación estratégica. Un mundo en mutación, junto con su socio Eugenio Tironi- tiene una mirada descarnada al rol del equipo político. Particularmente, al que cumplió el Presidente Gabriel Boric.
Hubo ahí -dice Cavallo- una mezcla de amateurismo. Pero lo más grave, afirma, es que “este gobierno no ha comprendido que el Presidente está solo, siempre. Nadie tiene el rango de él en Chile, nadie tiene la jerarquía, nadie puede hablar de igual a igual, está solo. Y lo que eso significa es que todo lo importante es de su responsabilidad, eso no se puede sacar de encima (...) Si no te gusta esa soledad, si te molesta, te duele, te hiere, no te dediques a esto. Es la profesión equivocada”.
¿Por qué esta crisis no sale de La Moneda?
Bueno, porque está en La Moneda. Porque está ahí, está en la domiciliada allí. El presunto autor, hasta la presunta víctima. Pero déjame decir primero que esta es una cuestión muy difícil de manejar. Esto es como una crisis familiar, pero que se le produce con alguien en quien tú confías mucho, al que ves todos los días y que inevitablemente es un poco tu amigo. No estoy hablando de una persona, sino de todas las que podían tener contacto con Monsalve en La Moneda. Como una familia, por eso uso ese término. Y ocurre que descubre que este señor aparentemente ha hecho algo atroz. Y es muy difícil lidiar con eso. Así como es difícil lidiar con los maridos abusadores, con los engaños románticos, con la ruptura de pareja, de matrimonio.
Lo plantea desde un aspecto afectivo.
Es que eso está en el centro, yo creo, del problema.
¿Por qué?
Porque esta gente no sabe cómo reaccionar. Requiere una sangre fría que esta gente no tiene.
¿Quién es “esta gente”?
El gobierno actual. Los ocupantes actuales de La Moneda. Yo creo que sí la tiene Carolina Tohá, pero el resto del equipo que rodea al Presidente, y el propio Presidente, evidentemente no la tienen. No solamente lo hemos visto en este episodio, también en muchos otros. Pero el símbolo de todo, ¿verdad?, ha terminado por ser esa conferencia de prensa delirante. ¿Y qué pasa en esa conferencia de prensa? Ahí se explica cuál es la situación interna: no sabes nada. De los 50 minutos que habla, en 25 o 30 dices que no sabes. ¿Para qué hablas? Y mi respuesta es por la ansiedad. Y ansiedad plus mal manejo de la ansiedad. Ahora, la crisis se prolonga y se prolonga porque seguimos sin saber.
¿Qué falta por saber?
Mucho. Tenemos la punta del iceberg, ¿no? Nos falta por saber, por ejemplo, el perfil de la víctima, nuevamente presunta. El historial del presunto victimario. Y vamos a estar un rato largo sabiendo a cuentagotas.
A su juicio, ¿cuáles son las principales falencias que demuestra este caso? Hablamos de una falta de sangre fría, ¿no?
Primero, claro, de calma. De alguien que planteara “montemos los datos, analicemos qué hay aquí”, alguien que hiciera esa tarea. No la hizo nadie, evidentemente. Lo peor está en las primeras horas y continúa peor durante unos días más, pero con un grado menos. Por ejemplo, esta idea de que el subsecretario vaya al sur y que nadie más lo sepa, que no lo sepa su jefa directa, la ministra del Interior, es una decisión muy rara. Solo puede entenderse como parte de una confusión, de que quiero que este gallo, que en cierto modo ha llegado a ser mi amigo, arregle sus problemas en su casa. Y hago lo peor: no contarle a nadie, darle un día y ni siquiera lo suspendo del cargo, que era una opción.
Una falta de criterio...
Efectivamente, hay un problema de criterio grave y pienso que se relaciona- aunque no tengo pruebas materiales de eso- con un problema que afecta, en general, a los gobiernos: rodearse de un grupo de amigos que te aseguran el secreto y la confianza, pero no te aseguran el criterio. Ese es un gran problema de los gobiernos.
¿Y diría que es un tema que marca especialmente a este gobierno?
Claro. Un poco le ocurrió a Michelle Bachelet en su primer gobierno. ¿Te acuerdas que tenía este grupo de amigas que se juntaban? Y varias de las cuales llegaron al gobierno. Esa es la peor idea posible. Revela una visión muy superflua y muy fútil del Estado. El Estado no es para ayudar a tu amigo, el Estado es para que funcione. Y es una máquina muy pesada. Este caso lo está demostrando. Cuando una rueda le pasa por encima a alguien, por Dios, es muy pesada. Entonces, tú tienes que tener gente que no sean tus amigos, que puedan darte un criterio distinto, que discrepen un poco contigo.
El problema es que todas las decisiones sobre las cuales hay mayor cuestionamiento provienen directamente del Presidente...
Sí, eso parece hasta aquí, claro, como por ejemplo el viaje al sur, la consulta a Crispi y Durán, ¿no? Pero, bueno, es que él está en el centro de este cuadro de precipitación, imprudencia, falta de criterio, inexperiencia. Es un universo de anticualidades, por así decirlo, que no sirven para una crisis. Sirven poco para gobernar y no sirven nada en una crisis.
Yo creo que la única que podría haber puesto adecuadamente algún grado de distancia y de control era precisamente Carolina Tohá. Pero quedó fuera. Hay una cosa bien delicada en esto, que es que pareciera ser, no sé si tan deliberado, que se deja fuera expresamente a las mujeres, cuando es el momento en que más se necesitaba esa sensibilidad. No estoy diciendo que sea una sensibilidad que tenga que explicar en qué consiste una violación, eso lo sabemos todos, pero sí otro punto de vista, un matiz distinto, un enfoque distinto, alguien que piense lo que está pasando al otro lado, con la presunta víctima.
¿Qué dice este caso de la forma en que el Presidente toma sus decisiones?
Es que yo no puedo creer que sean todas las decisiones del mismo tipo... Pero falta aprendizaje, evidentemente. No se ha aprendido mucho. Insisto que yo creo que algo de eso tiene que ver con el circuito de amigos. Ese ha sido un error persistente desde el primer día. Y, además, grupos de amigos que más o menos se conocen, que ya son públicos. La historia de los asados... Quiero decir que están más expuestos de lo que parece. Más encima, en este caso, está el funcionario Camilo Araneda, que parece ser parte de este círculo y que tiene conocimiento con bastante antelación. Entonces, bueno, son puros elementos que confirman lo mismo, de un cierto amateurismo para manejar el gobierno.
Quienes han hablado con el Presidente dicen que está pasando por un mal momento. ¿En qué se diferencia esta crisis de otras por las que ha pasado el gobierno?
Esta es la que le llega al funcionario más alto hasta ahora. No hay una crisis ministerial mayor ni de otros funcionarios equivalentes a Monsalve. Pero, además, ocurre que en este momento particular del país, Monsalve era el más importante de todos en realidad. Era el hombre del crimen, en una situación de crimen dura. Era el hombre de la seguridad. O sea, probablemente mucho de lo que a él mismo le pasó, esta perturbación que parece ser que tuvo, tiene que ver con lo mismo, con el estrés permanente de una situación y una posición como esa, sin que esto signifique que estoy atenuando la denuncia. Lo que llama la atención es que entre los hechos denunciados y el estallido público hay 11 personas que saben de esto y nadie, y ninguno de esos 11, es la persona pertinente... Es insólito.
En la crisis por el caso Convenios quien salió herido, y muy a pesar de Boric, fue Giorgio Jackson. ¿Qué pasa hoy con Tohá?
Yo creo que ella se va a recomponer. No sé si podrá recomponerse igual que antes, pero ella es una figura experimentada, con carrete, es resiliente. El problema de repente que tiene es que se enoja, es enojona. Pero es muy evidente que ella es la única que no tuvo que ver con las decisiones de las primeras horas. Y eso un poco la salva, la saca de este incendio. Tampoco tiene el rango ni la capacidad ni la posición como para apagar el incendio definitivamente. Pero eso parece ser que no está en manos de nadie.
En el oficialismo hay quienes han planteado que hay que hacer una autocrítica para tratar de salir del loop de esta crisis.
No me atrevería a decirlo, pero además lo dice mucha gente que está interesada en las siguientes elecciones. O sea, límpienos del camino para el próximo año.
¿Pero falta una autocrítica por parte del gobierno?
La autocrítica tiene buena prensa. Y parece que fuera sana. Yo no estoy tan seguro de eso.
¿Por qué?
Porque a veces empeora las cosas. O sea, yo no sé si el gobierno podría hoy día desnudar todas sus actuaciones. Las que se han ido desnudando solas, lo dejan pésimo. No sé si podría revelar, no sé, ponte tú detalles sobre Curanilahue. Esto es como las enfermedades, no todos los remedios sirven igual.
Y por parte de los partidos, ¿por qué no se ha visto firmeza en plantear al gobierno las desprolijidades de esta crisis?
No sé. Están bien callados. En parte están preocupados de los gobernadores, de las próximas parlamentarias. Yo creo que no se puede confiar en los partidos en estas condiciones. Se podría confiar en algunos líderes, pero no se divisan y están preocupados. Un problema central de este caso es que este gobierno no ha comprendido que el Presidente está solo, siempre. Nadie tiene el rango de él en Chile, nadie tiene la jerarquía, nadie puede hablar de igual a igual, está solo. Y lo que eso significa es que todo lo importante es de su responsabilidad, eso no se puede sacar de encima. La Presidencia no está para los ratos en que es bonita y rodearte de amigos no repara ese problema, al revés, lo puede empeorar. Por ejemplo, lo empeoró con los nombramientos de las embajadas. Esa comprensión de la soledad del poder uno la ve ausente en todas las crisis que ha vivido este gobierno, y en esta más que en otras. No hay pares en esto y ese es un error monstruoso, porque es no entender la naturaleza del gobierno y la naturaleza de la Presidencia en Chile.
¿Es un error de comprensión?
Claro, y de vocación política. Hay algo muy profundo en la vocación política que está errado aquí. No quiero hacer muchas comparaciones estudiantiles, porque ya está muy repetida, pero es como el premio al fin de curso, y no es eso. Aylwin, Lagos, tuvieron siempre claro que a la responsabilidad del Presidente no llega nadie, ni los más amigos, y dudosamente las señoras. Yo creo que Piñera también tenía esa conciencia. Estás solo y no hay reparación para eso. Si no te gusta esa soledad, si te molesta, te duele, te hiere, no te dediques a esto. Es la profesión equivocada.
¿Al mismo Presidente le falta esa comprensión?
Quizás es un poco generacional, porque uno percibe que hay mucha gente que entró al gobierno, al Estado, para tener un empleo, que no ha hecho nada, que no lo ha hecho bien, que no sabe ejecutar un presupuesto. Mira los problemas de ejecución que se han visto ahora en la discusión del Presupuesto... Eso es incapacidad de gestión. El Estado es una máquina muy complicada, mucho más de lo que uno se imagina. No puedes contentarte con la idea de que las instituciones funcionan...
Este caso, además, hirió al equipo político. ¿Cómo sigue el gobierno en 2025 con esta descomposición interna?
Bueno, es que tenía ya por sí solo, por el calendario, un año de porquería. Un año de abandono.
De pato cojo, digamos...
Sí, de pato cojo. Agrégale a eso la sensación de que pueden perder las elecciones, o de que las van a perder. Lo cual te aumenta el grado de ansiedad a mil. Pero a pesar de eso, yo creo que lo más complicado va a estar en los partidos, en la coalición, que tiene que decidir entre si acompaña al Presidente que le asegura el 20 y algo por ciento de piso o si hace lo de siempre, que es la deslealtad y el abandono y el correrse. Tiene que tomar esa decisión y no es fácil.
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