Las intervenciones de Girardi, Harboe y otros que evitaron el fracaso de la nominación de Vivanco en 2018
Su nombramiento, durante el gobierno de Sebastián Piñera, dividió a la oposición de la época. El PS, en bloque, decidió no apoyarla. Entonces, Álvaro Elizalde fue uno de los cuestionó la idoneidad de la abogada para integrar el máximo tribunal. En todo caso, en defensa de ella también hablaron los senadores Rincón, Huenchumilla, Araya y Quintana.
Por 30 votos a favor, ocho en contra y dos abstenciones fue aprobada en el Senado, el 4 de julio de 2018, la nominación a la Corte Suprema de la abogada constitucionalista, Ángela Vivanco, hoy sometida a un proceso de remoción en el mismo máximo tribunal y candidata a ser acusada constitucionalmente por los diputados, luego de que se filtraran sus gestiones en favor del penalista Luis Hermosilla.
A pesar de que su exposición en la Comisión de Constitución de la Cámara Alta fue favorable, su votación en la sala tuvo un piso frágil. De hecho, si dos senadores se hubieran restado del apoyo a Vivanco, su proposición realizada por el fallecido expresidente Sebastián Piñera, se habría caído. Ese día se requerían 29 votos en la sala.
Entonces la oposición a Piñera era mayoría en el Senado, que era presidido por Carlos Montes (PS), hoy ministro de Vivienda del Presidente Gabriel Boric. Por lo tanto, la propuesta de Vivanco, que fue defendida en esa ocasión por el ministro de Justicia, Hernán Larraín (UDI), requería necesariamente de un conjunto de votos de la izquierda o la centroizquierda.
En ese escenario, los exsenadores PPD, Guido Girardi y Felipe Harboe, fueron determinantes como articuladores de un acuerdo con el Ejecutivo. Girardi era jefe de bancada del PPD, mientras que Harboe (quien renunció a ese partido en 2021) era el representante de esta colectividad en la Comisión de Constitución, instancia encargada de negociar la mayoría de los nombramientos que debe realizar el gobierno en coordinación con la Cámara Alta.
Para Hernán Larraín el panorama no estaba sencillo. Hasta la mañana del 4 julio, los votos para Vivanco no estaban asegurados, en vista de que subterráneamente comenzó a gestarse un rechazo a su nominación.
La principal resistencia se atrincheró en la bancada PS. A la hora del almuerzo, antes de la votación clave, los senadores socialistas evaluaron los antecedentes que proporcionaron diversas fuentes del mundo judicial.
Obviamente para los legisladores de centroizquierda incomodaban algunas de las actuaciones de Vivanco en su paso por el mundo privado. Había alegado en contra de la despenalización del aborto en tres causales ante el Tribunal Constitucional, donde representó a los diputados de Chile Vamos. Y luego asumió la representación de la UC en el recurso de protección contra el protocolo de objeción de conciencia de la Ley de aborto.
No obstante, en los senadores socialistas también llegaron alertas respecto de la integridad de la postulante. Con esos antecedentes sobre la mesa, los socialistas acordaron rechazar en bloque, a pesar de que Alfonso de Urresti, representante socialista en la Comisión Constitución, había dado la unanimidad para recomendar favorablemente la nominación. La opinión del colectivo, además, fue clave para dar vuelta la opinión de José Miguel Insulza, que inicialmente estaba a favor, pero que finalmente decidió abstenerse.
Para remarcar la señal de dureza, los socialistas acordaron que interviniera el presidente del partido, el entonces senador Álvaro Elizalde (actual ministro secretario general de la Presidencia), quien no solo arremetió por el papel de Vivanco en contra de la Ley de Aborto, sino que también deslizó sospechas respecto de la probidad de la postulante.
“En el día de hoy, y en una forma acorde con los estándares de las autoridades públicas, es pertinente exigir un alto nivel de independencia con respecto a intereses de grupos particulares. El Ejecutivo ha comprometido para pocos días más un proyecto de ley sobre integridad, el que debiera hacerse cargo de mayores exigencias para evitar conflictos de interés y asegurar la mayor independencia de las instituciones republicanas. El currículum de la candidata Ángela Vivanco va en el sentido opuesto: contempla el haber sido presidenta del Partido Unión de Centro Centro, cuando se desempeñaba como abogada de las empresas de Francisco Javier Errázuriz, y candidata a Diputada por el Partido Renovación Nacional”, expresó Elizalde.
La posición del PS fue seguida por los senadores Juan Ignacio Latorre (Frente Amplio, ex RD), Alejandro Navarro (ex PS) y Adriana Muñoz (PPD), además de Ricardo Lagos Weber (PPD), quien junto a Insulza fueron las dos abstenciones. Para efectos del quórum ambas abstenciones no ayudaban a la nominación.
Después de la intervención de Elizalde, la proposición comenzó a tambalear.
En defensa de Vivanco, de parte de la derecha, hablaron los senadores Andrés Allamand (RN), Juan Antonio Coloma (UDI), Luz Ebensperger (UDI) y Felipe Kast (Evópoli).
Sin embargo, dado que la definición se dirimía en la oposición de la época, algunas intervenciones y gestiones privadas de senadores de centroizquierda fueron cruciales para evitar el desfonde de la postulación.
Si bien en contra de Vivanco intervinieron Elizalde, Latorre, Muñoz, Navarro y Lagos Weber, desde la filas opositoras a Piñera abogaron por ella los senadores Felipe Harboe (entonces PPD), Guido Girardi (PPD), Pedro Araya (independiente, hoy PPD), Jaime Quintana (PPD), Francisco Huenchumilla (DC) y Ximena Rincón (DC en ese año). Algunos de ellos centraron su defensa en la necesidad de mantener un equilibrio en la Suprema y respetar las diferencias, pero otros también reforzaron los atributos de Vivanco.
Por ejemplo, Huenchumilla, quien en esa época presidía la Comisión de Constitución, simplemente justificó su apoyo con un argumento pragmático en el entendido de que había un acuerdo marco para las nominaciones. “Mi bancada me encomendó participar en las conversaciones con el gobierno. Por lo tanto, cumplo con el acuerdo al que llegamos con este último y hago presente que vamos a pronunciarnos a favor de la designación”, dijo.
Pese a ello, los votos de la DC no eran suficientes para el gobierno. Se requería un apoyo más amplio.
No obstante, a continuación pidió la palabra Girardi, uno de los que fue clave para evitar el desangramiento de los votos del PPD. El exsenador médico, quien fue uno de los primeros en plantear en el Congreso el debate sobre el aborto, no solo defendió el derecho de Vivanco a tener una visión valórica distinta, también alabó sus méritos en otros ámbitos. “Se trata de una mujer que es doctora en Derecho; una mujer que ha sido decana; una mujer que trabaja como profesora en la Pontificia Universidad Católica de Chile y que tiene a su cargo diversos proyectos de investigación. La única relación que he tenido con la señora Vivanco -no la conozco- se dio por cuestiones vinculadas con la ciencia. Puedo decir que es una persona interesada por este tipo de materias. Además, es integrante del Consejo Científico de una revista jurídica. También le importan los temas ambientales. Ciertamente, en otras cuestiones tenemos diferencias. Pero yo digo: ¡Viva la diferencia!”, comentó Girardi, quien agregó que “siento que esta candidata, que piensa distinto a mí, enfrentada a aquella situación (resolver sobre un caso de aborto), va a ser capaz de velar, no por sus visiones, sino por lo estrictamente jurídico”.
Luego intervino Harboe reforzando el argumento de Girardi. “¡No, señores: no corresponde vetar a alguien por su forma de pensar! En Chile debemos defender el derecho a disentir; más aún, cuando ello se realice sobre la base de ideas. Yo valoro que contemos con mujeres y hombres disponibles para asumir importantes funciones públicas en momentos en que estas pasan por una situación difícil. ¡Qué valioso es cuando una mujer se halla dispuesta a dejar un conjunto de obligaciones laborales y privilegios personales para ingresar a una labor extremadamente compleja como la de administrar justicia en el máximo tribunal! No comparto -reitero- su visión sobre temas valóricos. Pero eso no me da derecho a impedir que una mujer con la trayectoria académica y profesional de la profesora Ángela Vivanco llegue a la Corte Suprema”.
Tres senadores relatan que si bien Girardi convenció a algunos PPD, en las conversaciones privadas, Harboe -quien integraba la Comisión de Constitución- fue el que más abogó por los méritos académicos de Vivanco.
En su exposición ante esta instancia, realizada el 20 de junio de 2018, Harboe también fue elogioso con ella. “Quiero agradecer su disposición, en momentos en que la actividad pública no pasa por su mejor evaluación ciudadana tener a destacados profesionales, en este caso una gran profesional, estar dispuesta a ingresar al servicio público y dejar la tranquilidad del mundo privado... Más allá de las legítimas diferencias que podemos tener en temas de fondo, eso no me inhibe para plantear mis respetos para su postulación”.
Ese día, tras escuchar atentamente, una sonriente Vivanco le agradeció a Harboe sus palabras.
Finalmente en la sala, Vivanco contó con el voto a favor de las senadoras Gloria Aravena, Luz Ebensperger, Carolina Goic, Ximena Órdenes, Yasna Provoste, Ximena Rincón, Jacqueline van Rysselberghe y Ena von Baer y los senadores Andrés Allamand, Pedro Araya, Carlos Bianchi, Juan Castro, Juan Antonio Coloma, José Durana, Rodrigo Galilea, José García, Alejandro García-Huidobro, Guido Girardi, Alejandro Guillier, Felipe Harboe, Francisco Huenchumilla, Felipe Kast, Iván Moreira, Manuel José Ossandón, Víctor Pérez, Jorge Pizarro, Rafael Prohens, Kenneth Pugh, Jaime Quintana y David Sandoval.
Hoy algunos de ellos admiten en privado estar arrepentidos, pero prefieren no hablar del tema ante la posibilidad de que tengan que pronunciarse en una eventual acusación constitucional contra la alta magistrada.
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