La ruta que permite avanzar hacia una reapertura económica en tiempos de coronavirus
McKinsey presenta una matriz que pueden seguir países y regiones para terminar con las cuarentenas más estrictas, mientras el mundo aún no consiga la vacuna.
Este no es el final. No es ni siquiera el principio del fin. Pero es, quizás, el final del principio”. La frase de Winston Churchill, enunciada tres años después de que los nazis comenzaran la Segunda Guerra Mundial, la recogió McKinsey en un informe donde presenta un marco que puede servir de guía para la decidir si es momento de abrir la economía y en qué condiciones se puede dar.
A juicio de la consultora multinacional “los gobiernos de todo el mundo deberían reconocer el arduo trabajo por venir y prepararse adecuadamente para las próximas fases de la crisis”, priorizando el cuidado tanto de la vida como de los “medios de vida” y considerando que la solución definitiva se tendrá con el desarrollo de la vacuna.
La matriz. Para revisar esas condiciones, el informe presenta una matriz con cuatro escenarios en función de la etapa de propagación del virus y la disponibilidad del sistema de salud (ver tabla), con el primero de ellos, el “Escenario A”, ofreciendo más alternativas de reactivación y el cuarto, “Escenario D” recomendando una cuarentena severa.
Respecto a este último, establecen que “las regiones con una transmisión significativa en curso deberían esperar que el reinicio de la actividad económica solo conduzca a una mayor transmisión”. Para países o zonas específicas puedan considerar el avance a escenarios más permisivo, indican que “los números de casos y, lo que es más importante, las hospitalizaciones deben ser lo suficientemente bajos como para que un sistema de salud se administre individualmente en lugar de a través de medidas masivas”.
Para avanzar por los diferentes escenarios, también es crucial entonces la evaluación del sistema de salud, considerando la capacidad de unidades de cuidados intensivos (UCI), la de testeo y rápidos resultados, la identificación y aislamiento de casos y sus contactos, así como los recursos médicos y equipos de protección personal.
Al respecto, mencionan a modo de ejemplo que “en muchos países de mercados emergentes, incluidos varios en América Latina, muchos elementos son importantes, pero el principal obstáculo es la capacidad de la UCI”.
Viaje a la normalidad. De acuerdo al esquema, el restrictivo “Escenario D”, que contempla, entre otras cosas un confinamiento para toda la población y el funcionamiento solo de la cadena de suministro esencial y el trabajo en online, corresponde a lugares con “baja preparación del sistema y alta propagación de virus”, “baja preparación del sistema y propagación media del virus” y “disponibilidad media del sistema y alta propagación del virus.
Según McKinsey, las medidas de bloqueo obligatorias facilitan el control del virus, permitiendo así avanzar al “Escenario C”, pensado para zonas con “disponibilidad media del sistema y propagación media del virus”, “alta disponibilidad del sistema y alta propagación de virus” y “baja disponibilidad del sistema y baja propagación de virus”.
De aquí en adelante, el confinamiento total es solo para la población de riesgo, mientras que el resto permanecería con limitaciones horarias y de días de semanas. En el área de la actividad económica, “el gobierno maneja parcialmente las cadenas de suministro esenciales, en asociación con el sector privado” y los pocos sectores que pueden operar, con distanciamiento social y protocolos de salud.
Mantener varias restricciones en pie ofrecería la posibilidad de ampliar la capacidad del sistema de salud, lo que abriría el espacio para avanzar al “Escenario B”, correspondiente a lugares con “alta disponibilidad del sistema y propagación media del virus” y con “disponibilidad media del sistema y baja propagación del virus”. En este caso se sigue sugiriendo el teletrabajo, pero ya pueden operar la mayoría de los sectores. Con más espacio en el sistema y favoreciendo un control más férreo de la pandemia, se puede pasar al “Escenario A”. Caracterizado por una “alta disponibilidad del sistema y baja propagación de virus”, permite acceder a libertades más amplias.
La población de riesgo enfrenta “restricciones específicas al tránsito en zonas, horarios y días de la semana”, mientras que la movilidad plena se le permite al resto. La economía cobra nuevas fuerzas, al permitírsele operar a todos los sectores, mientras que se abre la opción de hacer eventos de incluso 200 personas, mientras que en los escenario anteriores iban desde 50 a prohibición total. De esta privilegiada etapa, a la que aspiran países como Chile, ya disfrutan países como China, Taiwán, Corea del Sur, Singapur, mientras que Alemania, Francia y algunas zonas de España e Italia, ya dan sus primeros pasos, dejando atrás la etapa más dura y letal de la pandemia. P
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