Socialdemocracia europea se acerca a nueva derrota en Italia
El Partido Democrático, liderado por Matteo Renzi, tuvo problemas para aliarse con otras fuerzas de centroizquierda que lo ayudarían a superar a la coalición de Silvio Berlusconi. Cuestionamientos a su postura en inmigración y el futuro del euro, suman obstáculos para el PD en los comicios del 4 de marzo, donde podría correr la misma suerte que han sufrido sus pares de España, Francia y Alemania.
Recientes divisiones internas, incapacidad de generar una alianza política amplia y la falta de una postura clara en asuntos cruciales para los italianos, no auguran el mejor de los resultados para el Partido Democrático (PD) en las elecciones del 4 de marzo. El representante de la socialdemocracia en el país, a esta altura parece destinado a replicar la derrota que sufrieron sus pares españoles, franceses y alemanes, considerando que en las encuestas corren terceros.
Así lo reflejan sondeos compilados por Bloomberg, donde la centroderecha consigue una intención de voto cercana al 40%, mientras que el sector liderado por el ex primer ministro Matteo Renzi apenas sobrepasa 25% y ya mira desde atrás al Movimiento 5 Estrellas.
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"Como en el caso de las otras elecciones en Europa en los últimos 18 meses, se espera que aquí la centroizquierda tenga un bajo rendimiento", señala tajante Wolfango Piccoli, co-presidente de Teneo Intelligence.
Este panorama se explica, en parte, por la nueva ley electoral italiana que favorece la formación de coaliciones. "Esta característica fue explotada al máximo por Silvio Berlusconi", señala a PULSO, Alberto Mingardi, director general del Instituto Bruno Leoni, que destaca puntualmente la fortaleza electoral de la unión entre Fuerza Italia y Liga del Norte.
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Por el contrario, "el Sr. Renzi realmente no formó una coalición. Su lado está formado por su partido, que va en caída libre en las encuestas; por un pequeño partido de centro que no superará 3%, como para entrar al parlamento; y por una lista liderada por la ex ministra de RREE, Emma Bonino, que sorpresivamente podría pasar 3%", indicó Mingardi.
Que el PD llegue en estas condiciones no es extrañar para Jorge Galindo, editor de Politikon y columnista de El País. "El problema comenzó con las divisiones internas que han tenido lugar en los últimos años. Los renzianos vieron cómo se generó una fisión por la izquierda, lo que le hizo daño al partido, dado lo estrecho de los márgenes", planteó.
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Distancia con el electorado
Pero más allá de los asuntos internos, la socialdemocracia italiana se ve debilitada por los mismos factores que golpearon el desempeño electoral de otros de sus compañeros del Partido de los Socialistas Europeos, coalición que grupa a la centroizquierda en la eurocámara.
Uno de ellos es la inmigración, un tema particularmente conflictivo en Italia, país por donde ingresa buena parte de los inmigrantes provenientes de África. "La marcha es difícil para los partidos moderados de izquierda en toda Europa, ya que la inmigración masiva - que generalmente respaldan - ha asustado a la opinión pública europea", relata Mingardi.
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Los cuestionamientos al euro también le pesan al PD, considerando que Italia es uno de los países más euroescépticos, según Galindo, quien detalla que "hay una interpretación, bastante compartida incluso entre intelectuales italianos de izquierda, respecto a que la entrada al euro volvió al país menos competitivo". Por lo tanto, los socialdemócratas han tenido dificultades en definir una postura en la materia con un "Europa sí, pero" que no deja contento a los italianos.
"Al no haber proporcionado una alternativa creíble al consenso general sobre estas cuestiones, estos partidos son considerados irrelevantes por un número creciente de votantes", sostiene Piccoli.
Sin embargo, no está todo definido para el 4 de marzo. Existe la posibilidad de que el bloque de Berlusconi, pese a ganar, no obtenga los votos suficientes para formar gobierno, lo que lleva a dos escenarios posibles: la repetición de elecciones o la formación de una "Gran Coalición", de la centroizquierda y la centroderecha, a la alemana. Pero esta última opción, resulta difícil para Galindo: "es diferente trabajar con la gente de Merkel que con la de Berlusconi, la carga es particularmente negativa".
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