Limitar el consumo de café a este período disminuye el riesgo de muerte prematura, según estudio

Son muchas las personas que sienten que no pueden funcionar bien si no han tomado una taza de café. Esta bebida no solo aporta energía, sino que también se ha asociado a una mejor salud cardíaca y una vida larga de acuerdo a la ciencia.

Sin embargo, los beneficios del café podrían variar según el momento del día en que se bebe. Así lo sugiere un nuevo estudio en el que participaron investigadores de la Universidad de Tulane y la Universidad de Harvard.

El Dr. Lu Qi, autor principal y profesor de la Escuela de Salud Pública y Medicina Tropical Celia Scott Weatherhead de la Universidad de Tulane, señaló en un comunicado que los estudios realizados hasta ahora indican que “beber café no aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular y parece reducir el riesgo de algunas enfermedades crónicas, como la diabetes”.

“Dados los efectos que tiene la cafeína en nuestros cuerpos, queríamos ver si el momento del día en que bebemos café tiene algún impacto en la salud cardíaca”, agregó Qi.

Según el estudio, publicado esta semana en la revista European Heart Journal, quienes limitan el consumo de café a la mañana tienen menos riesgo de morir de enfermedad cardiovascular y un riesgo de mortalidad general, en comparación a quienes beben café todo el día.

La investigación también descubrió que las personas que beben café durante la mañana presentan una mejor salud cardíaca y tasas de mortalidad más reducidas que las que evitan el consumo de café.

“Este es el primer estudio que prueba los patrones de horarios de consumo de café y los resultados de salud”, explicó Qi.

De acuerdo al investigador, sus hallazgos exponen “que no solo es importante si bebes café o cuánto bebes, sino el momento del día en que bebes café. Normalmente no damos consejos sobre horarios en nuestras guías dietéticas, pero tal vez deberíamos pensar en esto en el futuro”.

El equipo de investigadores analizó los datos dietéticos y de salud de 40.725 de adultos de 18 años o más que participaron en la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES) de EE.UU., entre 1999 y 2018.

En esa encuesta, los participantes tuvieron que hablar de los alimentos y bebidas que habían consumido durante un día, además de si bebieron café, cuánta cantidad y en qué momento del día. El equipo liderado por Qi logró vincular esa información con los fallecimientos y causas de muerte registradas en esos años.

Adicionalmente, incluyeron un subgrupo de 1.463 adultos del Estudio de Validación del Estilo de Vida de Mujeres y Hombres (WLVS y MLVS, por sus siglas en inglés).

Se consideró el café con cafeína y descafeinado, y con respecto al horario de consumo, este fue categorizado en tres períodos de tiempo: mañana (4 a 11:59 am), tarde (12 a 4:59 pm) y noche (5 pm a 3:59 am).

Los autores descubrieron que un 36% de las personas eran bebedores de café durante la mañana (principalmente antes del mediodía), el 16% bebía todo el día (es decir mañana, tarde y noche) y el 48% no consumía café.

Al compararlos con las personas que no tomaban café, los bebedores de café durante la mañana presentaron un riesgo 16% menor de muerte prematura por cualquier causa y un riesgo 31% menor de morir por enfermedad cardiovascular. Para los que eran bebedores de café durante todo el día, no se observó una reducción del riesgo en comparación con los que no bebían café.

Los beneficios en los bebedores de café por la mañana incluso se mantuvieron independiente de la cantidad que tomaran, es decir, si eran bebedores moderados (dos a tres tazas) o bebedores empedernidos (más de tres tazas).

Según Qi, es necesario realizar más investigaciones a futuro para explorar por qué tomar café durante la mañana puede ayudar a la salud del corazón y menor riesgo de mortalidad. Esto, ya que su reciente estudio solo estableció una asociación y no una relación causal.

“Una posible explicación es que consumir café por la tarde o por la noche puede alterar los ritmos circadianos y los niveles de hormonas como la melatonina. Esto, a su vez, conduce a cambios en los factores de riesgo cardiovascular como la inflamación y la presión arterial”, sugirió el investigador.