La página en blanco en la que Vodanovic deberá construir una presidencia para el PS

Paulina Vodanovic Rojas
Paulina Vodanovic

No tiene una relación cercana con el Presidente Gabriel Boric ni tampoco es parlamentaria, factores que podrían dificultar su instalación como nueva líder de la colectividad. Sin embargo, el diseño de la abogada -quien ya cuenta con el apoyo de tres facciones para asumir la jefatura partidaria-, contemplaría la asunción de una suerte de troika, junto a Camilo Escalona y el senador Alfonso de Urresti.


La primera vez que Paulina Vodanovic y Gabriel Boric se vieron las caras fue a inicios de 2015 cuando la Cámara de Diputados tramitaba la agenda corta de seguridad impulsada por el gobierno de Michelle Bachelet.

En esa época Vodanovic -quien hoy asoma como favorita para presidir el Partido Socialista-, era jefa jurídica del Ministerio de Justicia y Boric -quien en 2015 llevaba solo un año como diputado- era uno de los principales críticos de la iniciativa, en vista de que legisladores de la DC y de la derecha habían incluido dentro del proyecto un mecanismo de control preventivo de identidad.

Luego, en la segunda vuelta presidencial de 2021, Vodanovic fue una de las dirigentas del PS que conformó una suerte de comando socialista, grupo que lideraba el entonces senador Carlos Montes, en favor del candidato de Apruebo Dignidad.

Sin embargo, además de compartir el origen croata de sus apellidos y haberse topado en algunas ocasiones, Vodanovic y Boric casi no se conocen. “Nunca se han tomado un café”, comentan en el PS.

Precisamente la relación con el Mandatario será uno de los temas que tendrá que comenzar a construir la abogada, excandidata a senadora y exsubsecretaria de FF.AA., quien fue la militante más votada en los últimos comicios internos del PS, donde obtuvo 2.521 sufragios.

A pesar de que la directiva socialista debe ser elegida por el pleno del comité central (el PS tiene un sistema de elección indirecta, según sus estatutos), Vodanovic ya cuenta con el respaldo de tres facciones internas, lo que le permite alzarse como la carta más probable para presidir la colectividad.

Si bien la ausencia de un lazo con las principales autoridades de La Moneda es una desventaja, partir de cero puede ser un factor que juegue a favor de la virtual nueva timonel, dada la relación tensa que se ha generado entre Palacio y ciertos líderes del PS. Incluso, podría ser un elemento que acomode al entorno del Jefe de Estado.

De hecho, hasta antes de las elecciones internas del Partido Socialista, el favorito para asumir la presidencia era el senador por Valdivia, Alfonso de Urresti, quien acumulaba varios conflictos con el gobierno, en especial con el ministro secretario general de la Presidencia, Giorgio Jackson, encargado de las relaciones entre el Ejecutivo y el Congreso. De hecho, De Urresti ha sido uno de los principales críticos por el rol del gobierno frente a la Convención Constitucional y por las gestiones que hizo Jackson en la conformación de la mesa del Senado.

Por ahora, los principales intermediarios entre la eventual presidenta socialista y el gobierno, son los militantes que han asumido tareas estratégicas en el Ejecutivo como el mismo Carlos Montes (ministro de Vivienda), Ana Lya Uriarte (jefa de gabinete de la ministra del Interior, Izkia Siches) y Manuel Monsalve (subsecretario del Interior).

Una troika socialista

No es el único flanco de Vodanovic. Durante la campaña interna, un tema de discusión en la militancia fue si la nueva jefatura del partido debía recaer en un parlamentario o no.

Algunos dirigentes -que en su momento apostaban por De Urresti, el senador Fidel Espinoza o la diputada por Atacama, Daniella Cicardini-, comentan que el hecho de que Vodanovic no sea parlamentaria será una debilidad a la hora alinear los votos del PS en el Congreso, que es el principal espacio donde se manifiesta el poder real de un partido.

Este tema es particularmente sensible en la colectividad por la misma idiosincrasia socialista, que se caracteriza por la constante fricción entre sus distintos “lotes”.

Salvo el precedente de Álvaro Elizalde -quien asumió la conducción PS en abril de 2017, pero fue elegido senador en noviembre de ese año-, Gonzalo Martner fue el último presidente socialista que nunca fue parlamentario. El caso de Martner, quien dirigió el partido entre 2003 y 2005, es uno de los ejemplos traumáticos, pues fue destituido por una alianza de grupos disidentes en un congreso partidario.

No obstante, otros dirigentes comentan que fue la misma militancia la que zanjó ese debate, al transformar a Vodanovic y al exsenador Camilo Escalona -quien hoy no es legislador y obtuvo 2.006 sufragios en las elecciones- en las dos primeras mayorías. Por su parte, en tercer y cuarto lugar, quedaron De Urresti (con 1.536 votos) y Cicardini (con 1.272 respaldos).

En todo caso, para suplir la coordinación más directa con las bancadas, Vodanovic (quien es abanderada de la facción conocida como Tercerismo) y Escalona (líder de la Nueva Izquierda) le propusieron a la facción de Grandes Alamedas -grupo al que pertenecen De Urresti y Cicardini y que es conducido por el actual presidente interino, Andrés Santander-, delegar al senador por Valdivia la misión de dirigir las bancadas desde la primera vicepresidencia.

Con ello, el diseño tentativo para darle gobernabilidad al PS, contemplaría una suerte de triunvirato o troika: Vodanovic como presidenta, Escalona en la secretaría general y De Urresti como vicepresidente y coordinador legislativo.

Ese modelo, sin embargo, causa recelo en Grandes Alamedas, pues implícitamente reconoce una debilidad de Vodanovic y, a la vez, genera dudas respecto de la capacidad de convivencia entre las personalidades de Escalona y De Urresti.

Otro condimento en el proceso de conformación de la directiva socialista es el papel que jugará el dirigente Eduardo Bérmudez, integrante del Tercerismo y quien fue asesor del destituido alcalde de San Ramón, Miguel Ángel Aguilera.

La disidencia -que tendrá un cupo en la directiva- pide que Bermúdez, quien fue el quinto más votado en los comicios internos con 1.120 preferencias, no asuma ningún cargo en la nueva mesa ejecutiva.

“Hemos puesto como condición que el señor Bermúdez, no puede estar en ninguna instancia partidaria más allá del comité central, porque fue jefe de gabinete del narcotraficante Aguilera. No vamos a apoyar a quien le dé espacio al señor Bermúdez”, dijo el diputado PS Jaime Naranjo, quien era parte de la lista disidente y también fue elegido para comité central.

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